Capítulo 5 🥀

33 9 10
                                    

No des odiosas órdenes a los empleados. Da odiosas órdenes en la cama.

🥀

¿Qué hacía Castiel en la casa? ¿Acaso él no se había marchado con su familia y su novia de calcomanía?

Me giré despacio, pero decidida. No tuve miedo porque por el momento no estaba haciendo nada malo o fuera de lugar. Solo estaba viendo la casa y la buena curiosidad me llevó hasta esa habitación. Impresionante habitación nocturna y peligrosa.

Tenía a Castiel parado frente a mí, tan cerca que tuve que retroceder un paso para no sentirme tan presionada. Tenerlo a él de cerca era como cargar mucho peso. Era impresionantemente alto para mí, por lo que su sombra me cubría totalmente.

Él nunca tuvo intenciones de salir, se había quedado en la casa y yo no lo había notado. No llevaba nada en los pies y tampoco en el torso, lo único que tenía era un jean negro algo ajustado.

Castiel tenía la misma postura que sus hermanos. Alto, esbelto y de hombros anchos. Pero solo a él lo había visto sin camisa. Tenía buenos abdominales, no exageradamente pero los tenía. Creo que él solo se ejercitaba para mantenerse duro y no musculoso.

Era normal. Común y corriente. Y sabiendo poco de él, no me conmovía que no llevara tatuajes. Su pálida pero cremosa piel estaba libre incluso de algunas cicatrices o algún lunar.

Estaba perfecto para marcarlo.

—No estaba buscando nada —respondí—. Como solo me quedaba un auto para lavar no creí que fuera malo que mirara algunos alrededores de la casa. Admito que me distraje y miré más de lo que debía.

—Sí —murmuró en un tono desinteresado, pero luego estiró las comisuras solo un poco, sonriendo—. Miraste más de lo que debías.

Y ahí, justo ahí, sentí que algo me recorría las piernas. Era el tigre, estaba olfateándome, pero actué normal porque sabía que no iba a atacarme, Castiel no tenía razones para dejarlo que hiciera algo parecido. Yo a él no le había hecho nada.

Y claro, también actué normal por tres cosas más. Primero: me daba igual que me comiera un tigre de más o menos medio metro; creo que sería una grandiosa e inolvidable muerte. Segundo: no podía mostrar miedo, ni delante de Castiel ni delante del tigre. Tercero: me daba igual. A mí todo ahí adentro que no fuera Francesco, me daba igual.

—Das muchas explicaciones para solo interesarte en mi padre, pantera.

—Me llamó Alena, deshumano.

Él volvió a sonreír. Por mi parte no hubo expresiones, mantuve mis rasgos tal cual los tenía él casi siempre y tal cual los tenía yo por normalidad en la mayoría de las situaciones. Labios rectos, cejas rectas, hombros rectos y quijada en alto. Todo era natural, no miraba a nadie por sobre el hombro y tampoco actuaba estar a la defensiva.

Cuando terminé de ponerle un apodo a Castiel para que él dejara de hacerlo conmigo y exigir su nombre como yo el mío, me atacó; todavía con su siniestra sonrisa a labios pegados. No sabía qué lo había enojado tanto. ¿Deshumano? Tuvo que ser. Él sabía que no tenía corazón.

Me agarró bruscamente por el cuello y me pegó contra una pared de cristal. Aterrizó primero mi espalda antes que mi cabeza, y no sabía si eso era bueno o malo.

Todo había sido brusco e inesperado. La mano de Castiel era bastante grande para tener el cuerpo un poco delgado, por lo que no le faltaba mucho para que pudiera rodear perfectamente mi cuello y atraparlo entre su palma y sus dedos con exactitud.

Oscura Venganza [Enemiestolovers]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora