Capítulo 9

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Llegué a casa pasadas las 11 de la noche y recordé que debía hablar con Pablo. Sin embargo, al ver lo tarde que era, pensé que probablemente ya estuviera dormido. No estaba segura de si debía escribirle ahora o esperar hasta mañana. Mientras decidía, me di una ducha para relajarme. Recordé cómo me sentía después de las sesiones con el psicólogo: exhausta al tener que revivir momentos y emociones difíciles, y hoy experimentaba una sensación similar.

Una vez lista, llamé a Pablo, pero no respondió. Así que le envié un mensaje:

Valeria: Acabo de llegar a casa. Te he llamado pero no contestaste. Imagino que estarás durmiendo. Buenas noches y hablamos mañana 😊

Me desperté a las 7, como de costumbre, y entré al chat de Gavi, pero aún no había visto mi mensaje. De repente, su chat mostró que estaba en línea y una llamada entrante vibró en mi teléfono. Aunque quería hablar con él, acababa de despertarme y no estaba muy presentable. Me arreglé un poco el pelo y descolgué. De pronto, apareció en mi pantalla un Gavi somnoliento, con el cabello revuelto. Sonrió al verme.

- Hola, ayer caí redondo en la cama. De verdad tenía muchas ganas de contarte cómo me fue el día. - Su tono de voz ronco me hizo estremecer.

- No te preocupes. Yo también llegué tarde a casa. Bueno, cuéntame, ¿cómo vas?

- Mal, ayer me forcé mucho y hoy estoy pagando las consecuencias. Estoy hecho polvo, no aguanto más. Necesito que pase esto ya, especialmente ahora que estamos casi en verano, es agobiante. - Cambié el móvil de posición y ahora podía verme hasta la cintura. - Oye, esa camiseta... - Fruncí el ceño al escuchar eso y miré hacia abajo; se me había subido un poco el top de tirantes y se podía ver mi ombligo. Opté por seguirle el juego, no era la primera vez que hacía comentarios así. Siempre intentaba ignorarlos, pensando que lo decía porque le salía natural, que era un ligón, pero quién sabe, tal vez sí estaba interesado en mí.

- ¿No te gusta? - Pregunté con cara inocente.

- No mucho. - Mis ojos se abrieron sorprendidos. Bueno, al parecer su comentario no tenía segundas intenciones. - Aunque podrías quitártela, eso sí que me gustaría. - Guiñó un ojo y mi corazón se detuvo por unos segundos. Mi mente colapsó. Me había quedado sin palabras. ¿Cómo salía de esto? Pensaba que había ganado, pero claramente no lo había hecho.

- Mmm... No sé, a mí me gusta bastante. - Lo miré expectante. - Aunque si no te gusta tanto, podrías quitármela.

- Desde luego, aunque sabes cuál te quedaría bien? La del Barça con el número 6, te favorecería. Sí, sí, totalmente.

- ¡Ni de broma! - Dije rápidamente. - Si me pongo esa, me dará urticaria. ¿Y por qué con ese número? El mejor 6 es Nacho y no tiene tan mal gusto para vestir esa camiseta.

- Los dos sabemos que te la acabarás poniendo.

- Ni en tus mejores sueños.

- En mis sueños ya la llevas, bonita. - Me ruboricé al escuchar ese apelativo.

- Ohhh, Pablo Gavi acaba de reconocer que ha soñado conmigo. ¡Dios! ¡Qué afortunada! - Comencé a reír y él también. Su risa era fuerte y ronca, lo que me puso la piel de gallina y algo empezó a crecer entre mis piernas.

- Tampoco te lo creas tanto.

- Sí, sí. - Mi alarma me hizo sobresaltar. - Dios, qué tarde es ya. Creo que voy a desfallecer. Hoy tengo una entrevista para mis prácticas.

- ¿Estás nerviosa?

- Mucho, es la primera vez que hago una y estoy bastante nerviosa. No sé ni qué ponerme, ni qué decir, y si llego tarde, o si me quedo en blanco... - Empecé a hablar muy rápido, pero Pablo me interrumpió.

- Ey, tranquila. Seguro que te saldrá genial. Ve calmada y piensa que te hablarán de cosas que tú entiendes, no tienes por qué quedarte en blanco. Seguro que lo harás muy bien.

- No lo sé. Bueno, voy a empezar a prepararme. Hablamos luego, ¿vale?

- Claro, ya me dices qué tal. - Le envié un beso y colgamos.

A las 10:30 ya estaba en las puertas de las oficinas. La entrevista era a las 11, pero decidí llegar con tiempo por si surgía algún imprevisto. Mientras esperaba a que me llamaran, recibí una foto de Pablo. Era él en el gimnasio con Pedri.

Pablo: Hoy morimos en el entreno😭

Valeria: Jajajaja yo estoy esperando a entrar!!

Pablo: Mucha suerte y a por todas guapa

Valeria: Igualmente, a ver si consigues levantar más peso que yo algún día 😝

Pablo: Por descontado. Pedri es un pesado, no para de reírse de mi

Valeria: Normal si seguro que eres muy torpe

Pablo: Otro día te va a abrir las puertas de su casa él porque a la mía ya no entras más.

Valeria: Qué picado!!

Pablo: Val, soy Pedri. Gavi es como un niño pequeño, a la mínima ya le chinchas jajajaja

Valeria: Ya lo veo ya, si es peor que mi hermano de 13 años

Pablo: *Foto* (Pedri riendo subido encima de una mesa y Pablo intentando alcanzarle para quitarle el móvil) Me quiere pegaaaaar

Valeria: Ooohh el bebé se ha enfadado?

Pablo: Bebés vosotros, que os habéis compinchado los dos en contra mía

Valeria: JAJAJAJAJAJAJAJA venga yaa

Pablo: Pedri es un tocacojones siempre molestando

Valeria: Pero si es súper majoooo

Pablo: Ya claro porque habéis decidido que hoy es el día de vamos a reírnos de Gavi y hacerle enfadar

Valeria: No te enfades si es una bromitaa

Pablo: Quiero algo a cambio por haberme hecho enfadar

Valeria: Si hombree

Pablo: Es lo que toca, ya pensaré en el qué

Valeria: 🤦🏽‍♀️😂

Pablo: Cuando es tu entrevista?

Valeria: No creo que tarden mucho más en llamarme

Justo en ese momento, una chica morena joven salió de un despacho pronunciando mi nombre. Apagué el móvil y, antes de hacerlo, vi una notificación de Pablo. Me sabía mal no haberme despedido, pero no podíamos seguir hablando. La chica se presentó como Amanda y me explicó cómo iba a ser la entrevista. Además, me mostró las instalaciones mientras esperábamos a que llegara la persona que me entrevistaría.

La entrevista fue genial. En unos días tendría una respuesta. Encendí el móvil en cuanto salí del edificio y vi que tenía cinco mensajes de Pablo:

Confía en ti y todo saldrá genial.

Supongo que ya te han llamado. Llámame cuando acabes y me cuentas qué tal.

Pedri y yo creemos en ti, ¡a por todas! ❤️

*PDF*

El viernes celebraremos que te han cogido. No acepto un no por respuesta.

Con el último mensaje fruncí el ceño. Descargué el PDF que me había enviado y vi un billete de tren para el viernes por la mañana. ¡Me había comprado el billete! Y yo aún no había hablado ni con mis padres. Ni mis padres me habían dado tantos ánimos esta mañana para la entrevista. Pero me enfadaba que quisiera pagarme algo. Ya había hecho mucho por mí el fin de semana. Me sentía mal por eso. Hice captura de los mensajes y se los envié a Carla, quien respondió al instante:

Te lo dije, ¡qué mono! Me encanta este chico, Val. Luego te llamo y me cuentas qué tal la entrevista, que ahora entro a trabajar 😘

Un tono, dos tonos, y al tercero Pablo contestó.

Verano en Fuera de JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora