Mis manos bajaron lentamente, como si estuvieran estudiando el cuerpo de Pablo. Sus músculos estaban tensos. Mis dedos se aferraron al borde de su camiseta tirándola hacia arriba.
Quería tener yo la iniciativa, así que fui dejando un rastro de besos por su cuello. Su respiración era entrecortada y me alentó a seguir saber que le estaba gustando. Mis manos recorrieron su fuerte pecho y fueron bajando hasta dar con el borde de sus pantalones.
- No juegues con fuego, preciosa. - me dijo en un susurro casi inaudible.
- No soy muy de seguir las normas, ¿sabes? Me gusta quemarme.
Y segura de mi misma acaricié su ya notable erección por encima de sus pantalones. Pablo me miraba con deseo y eso me hizo querer más.
Mis manos siguieron su recorrido y fueron a parar en la tela de sus pantalones, bajándolos por completo. Solamente se nos interponían sus bóxers. Esta vez fui yo la que bajé, mirándolo todavía mientras él cerraba los ojos.
Cuando estuve de rodillas frente a su polla, acerqué mi boca, dándole un pequeño mordisco.
- Valeria, joder...
- Shh... - repetí sus palabras.
Parecía que hubiera hecho esto millones de veces, pero estaba actuando por instinto, por el deseo de hacerle sentir bien. Sus bóxers desaparecieron y mi mano agarró su fuerte miembro. Empecé a acariciarlo, a mover mi mano arriba y abajo. Salían gruñidos de su boca, y su mano se posicionó encima de la mía para marcar el ritmo. Me la acerqué a la boca y chupé su glande.
- ¡Dios! - chilló Pablo, miré hacia arriba pícara y pude ver su intensa mirada sobre mi. - Me estás volviendo loco, Val. Sigue, joder, no pares.
Me recogió el pelo con una mano en una coleta y sin previo aviso metí su dura polla en mi boca. Seguí el mismo ritmo que con mi mano. Un vaivén que estaba desesperando a Pablo.
- Chúpamela. - dijo contundente. - Me voy a correr, que puta maravilla es follarte esa preciosa boca. - ese comentario me hizo ir más rápido, quería que se corriera en mi boca.
Chupé, lamí y mordí sin control. Como si no hubiera un mañana, quería que perdiera el control. Que disfrutara tanto como él me hizo disfrutar. Solo de escucharlo ya podía notar mis muslos húmedos.
Se vino y tragué todo su semen, mirándolo, no dejé ni una gota fuera. Le di un último lametazo y subí lentamente.
- Eso ha sido... - después de lo que había pasado, toda mi valentía se esfumó, estaba roja como un tomate y me daba vergüenza mirarle a la cara. - Mírame. Ha sido la mejor mamada que me han hecho en la vida. No tienes de qué avergonzarte, ha sido espectacular lo que has hecho.
Toc, toc.
- ¿Val? - nos separamos rápidamente, aunque nada de lo que hiciéramos podría arreglar nuestras respiraciones erráticas por lo que acababa de hacer. - No quiero interrumpir, pero te necesito.
Su voz me preocupó, me alejé de Pablo y él me dio un asentimiento de cabeza para que fuera con ella. Abrí la puerta y estaba sentada en la pared de enfrente, con la cabeza entre las piernas. Me acerqué a ella lentamente y pude apreciar las lágrimas que caían por su rostro.
- Carli, ¿qué ha pasado? - cuando levantó la mirada la vi, había fumado y si en la cena habíamos bebido vino, combinación fatalítica.
Me giré hacia Pablo que me miraba preocupado desde el umbral de su habitación. Me levanté y me acerqué a él.
- Está borracha y fumada también... ¿Podrías ayudarme a darle una ducha? - no dijo nada y se acercó a Carla para cogerla en brazos y llevarla al baño de su habitación.
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Verano en Fuera de Juego
FanfictionA pesar de vivir a una hora de distancia, el verano los une, revelando una atracción innegable que ninguno de los dos se atreve a reconocer. Entre risas, peleas y encuentros con amigos, su relación se profundiza. Pero a medida que el final del vera...