Gotas de amor

Te odio

Adalia

El comentario de Owen hace que me sonroje un poco. Maldita sea.

—¿A dónde vas?

—A mi casa, estoy cansada...—por tu culpa.

—¿Qué no acostumbras a desvelarte?

Suelto un suspiro.

—No, en realidad no. Como has visto tengo una muy escaza vida social y así estoy bien—siento la vibración de mi celular, es Roger confirmando que ya llego—Te veo luego.

Veo el auto aparcado justo delante de mí por fin voy a poder llagar a descansar un poco antes de ver a Josh.

—Oye espera... —la voz de Owen me sorprende, ¿ahora qué? —Ya que hoy oficialmente empieza el verano, te quería invitar a una fiesta.

¿Qué?

—¿A mí? Tantos años de conocerme y es la primera vez que me invitas a una fiesta. —ya me harto esta actitud que tiene hacia a mí.

—Pues ayer en tu casa te dije que podríamos pasar más tiempo juntos—si después de mi bofetada.

—Siempre y cuando yo quisiera y ahorita no quiero gracias. —sigo mi camino sin importarme nada. Esto ya raya en lo ridículo.

Le hago una señal a Roger para que me ayude a abrirme la puerta, mi mochila esta algo pesada. Me dedica una pequeña sonrisa y mira un poco de reojo a Owen, pero no me dice nada. Me ayuda y justo cuando voy a subirme llega Owen de repente:

—Adalia, espera—sin más me toma de la mano, parece avergonzado—La verdad solo quisiera pasar un rato contigo.

Lo miro directamente a los ojos, esto ya es absurdo. Owen Brooks invitándome a una fiesta por favor. La idea por si sola hace que me muchísima risa. No la contengo y me empiezo a reír sin parar.

Ya es suficiente.

—Ay no puede ser Owen, no tienes que seguir fingiendo que te agrado. —miro un poco a Roger y el igual parece divertido con la situación. Dejo mis cosas en mi asiento—dicho esto, te veo luego Owen.

Me subo a mi auto, Roger no espera ni 2 segundos para intentar quitar a Owen del paso y cerrar la puerta, pero al parecer el aún no se ha resignado porque me dice:

—Si quieres librarte de mí—me mira fijamente—deja que te lleve a casa.

Dios mío. Que aferrado es este hombre. Ruego los ojos, esto no puede estar pasándome. Volteo y le sostengo la mirada, ¿Qué es lo que quieres de mí?

—Si lo hago, —tomo un poco de aire—¿me dejaras en paz?

Owen sonríe

—Lo prometo, levanto mi mano.

Maldita sea. Ojalá cumpla su palabra.

—¿Crees que puedas seguirnos por favor, Roger?

Roger me mira y está molesto, lo noto.

—Si no quiere ir, —mira a Owen—no tiene por qué obligarla.

Ruedo los ojos.

—Juro que sería la última vez.

Me pongo de pie, no puedo creer que realmente acepte.

Owen y Roger confirman la ubicación de su auto y le indico que solo vamos a mi casa, él no está del todo convencido, pero no se niega.

Siento el brazo pesado de Owen reposar en mis hombros y eso me da un poco de coraje, si acepte no fue por que quiera estar con él, solamente quiero quitármelo de encima.