El principio de un verano cruel

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Veo como el auto de Owen se aleja de mi casa a una velocidad considerable. Me llevo las manos a la cabeza, todo esto fue una muy mala decisión. ¿Qué es lo que pretendía Owen?

—Señorita Kahler—la voz de Roger me sobresalta. —ya debería entrar ya es algo tarde.

—Si claro... —camino de regreso sin poner mucha atención.

Roger se hace a un lado para dejarme pasar, pero un sentimiento me llega de repente. Creo que son todas las lagrimas que me trague cuando Owen me pregunto de mi madre. Me detengo un momento.

—¿Estas bien?... —pasa un minuto—señorita Kahler... —otro minuto—¿Adalia?

Siento como un sentimiento me abruma y tengo muchas ganas de llorar. Pero no quiero, no puedo ya fue mucho por hoy.

—Si perdón Roger...

Por fin tomo control y entro a mi casa. Ya solo quiero meterme a dormir y olvida que esto paso.

Mi padre me espera sentado en la sala. Por Dios

—Se que estas cansada pero solo quiero saber, ¿Qué hablabas con ese joven tan noche y asolas?

—Ya te dije, vino a disculparse por su actitud.

—Si lo entiendo, y después de disculparse ¿se quedó a cenar?

—Si, bueno él lo ofreció. —ya estoy harta, solo quiero dormir.

Mi papá suspira, creo que igual esta cansado.

—Esta bien hija, dejaremos esta conversación para después. Porque no me agrada nada que ese chico te haya tratado tan mal y más que no me lo dijeras.

—De acuerdo papá. Ya vamos a dormir por favor.

—Está bien hija.


Siento los ojos pesados. No dormir nada. Estuve inquiera toda la noche pensando en Owen, en sus intenciones de ayer, sus acercamientos y su tan rara actitud.

—Te ves cansada. ¿A qué hora te dormiste ayer? —me pregunta Tita preocupada.

—La verdad no dormí casi nada. —bostezo por milésima vez—¿puedo tomar otro café?

—Claro, —me sirve una taza más— ¿y si me mejor ya no vas a la escuela? No creo que en el último día hagan algo tan importante, además estoy segura de que no tienes ningún pendiente por entregar.

Sopeso un poco la idea y no lo veo tan mal.

—Si me gustaría, pero prefiero ir. No estaría tranquila.

—Como tu digas mi niña.

—¿Mi papa ya se fue?

—Ya, se fue con Sergio muy temprano, apenas si desayuno.

Abro los ojos como platos.

—¿Se fue con Sergio?

—Si, Roger debe de estar esperándote.

Mi corazón se revolotea. Por fin. Tita sonríe, sabe que me pone de buen humor estar con él. Vuelvo a bostezar.

—Yo creo que solo voy a recoger unos papeles y me regreso. Estoy muy cansada. —bebo un poco mas de café.

—Nunca te desvelas, no estas acostumbrada.

Escucho unos pasos acercándose por las habitaciones de los empleados. Es Roger, se ve muy elegante con su traje azul marino con corbata a juego. Es muy guapo.

—Cuando esta lista, señorita Kahler.

—Si, solo termino mi desayuno.

—La esperare en el auto, afuera.

Gotas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora