II

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Unas risas sonaron por el pasillo mientras los mellizos entraban a la mansión, ambos tenían rastro de sangre en sus rostros mientras cargaban un maletín y una mochila llena de cosas que seguramente deberían pesar bastante por el sonido metálico que hacían al impactar entre ellas, pero para Peter no presentaba ningún reto al parecer. Los hermanos chocaron las manos mientras dejaban las armas, municiones y el maletín en una charola, para que después ésta desapareciera y regresará sin rastro alguno.

—¡Misión cumplida! —exclamaron con sonrisas, sin perder un segundo, sus manos se separaron y en forma de puño, golpeando sus palmas correspondientes gritando —¡Piedra, papel o tijera! —cambiando así la forma de sus manos.

—¡Eso! —exclamó Peter al colocar sus dedos en forma de tijera y su hermana con su palma extendida hacia abajo.

—¡Demonios! —susurro Wanda molesta —¿Por qué pusiste papel, idiota? —se regañó a sí misma golpeando ligeramente su frente con el puño que había formado en su mano mientras que su hermano reía y la abrazaba de los hombros.

—Calma, hermanita, yo te llevo a tu cuarto el catálogo de lo que trajimos —se ofreció con burla apretando su mejilla contra la de ella.

Habían regresado de una casita de un deudor adinerado donde habían entrado a la fuerza, la sangre en su ropa fue uno de los tantos regalos que les dieron de a gratis ahí. Wanda estaba exhausta pues tuvo que enfrentarse a varios alfas entrenados que trataron de someterla a base de las feromonas, por consecuencia tendría que despedirse de su gabardina roja por el daño que se hizo cuando la uso de distracción. Se apartó de su hermano en un suspiro, esa tela era de sus favoritas y ahora estaba arruinada, aunque su sed de venganza se sacio en el lugar, iba a extrañar ese pedazo de tela. Le dijo adiós mientras la veía deslizarse hacia el basurero.

Por otro lado, su hermano se sentía mejor que nunca, sus músculos se habían ejercitado más de la cuenta y después de la cantidad de adrenalina que le provocaron, necesitaba sacarla a prisa. Esto fue porque su apariencia física ayudó a infiltrarse más rápido en ese lugar, robo la identificación de uno de los guardias y con ayuda del contorno de su apariencia física donde solo tenia descubierto los ojos, lo hicieron pasar por un alfa contratado por aquel fetiche que tenía el deudor, declarando su muerte con ello. Llegó hasta la oficina del hombre adinerado con facilidad y logrando que el alfa se cautivará con su actuación de introvertido y tímido, logró quedar a solas con él para exponer el tema a discutir.

No salió bien, al principio se quiso sobrepasar, lo toco donde no debía y empezó a desatar sus feromonas queriendo mostrar el dominio, lo cual hizo molestar al omega que apuntándole con un arma en la sien le explico la situación con más detalle. El estupido alfa se quiso disculpar y aunque le enseñó que tenía dinero de sobra para pagar su deuda, en un imprevisto Peter quedó rodeado y tuvo que bajar el arma por la amenaza, el asqueroso alfa había decidido que en vez de pagar la deuda, iba a secuestrar al chico para obtener un rescate mayor de su familia.

Alzó la vista después de sacudir un poco su playera que estaba hecha mierda, vio a su hermana estirar sus brazos mientras caminaban por el pasillo.

Él movió ligeramente el cuello percatándose del ligero dolor en éste, no era mucho pero sí un poco por culpa del cabezazo que le dio al alfa que lo amenazó, por lo general trataba de ayudarse con las armas y siempre su último recurso era cuerpo a cuerpo. Pero por desgracia el equipo de seguridad lo había desarmado y tuvo que aplicar viejos entrenamientos de la niñez.

—¿Quieres que te ayude con el botín? —sonrió con malicia su hermana mientras sacaba una manzana de oro de la mochila, la acaricio quitando las pequeñas gotas de sangre sobre ella.

—No, estoy bien, deja la manzana, deben catalogarla y ya después vas por ella —arrebató el objeto de las manos de su hermana con una sonrisa burlona.

EL JUEGO DEL REYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora