Mi despertador volvió a sonar a la hora habitual a la que sonaba antes del parón de las clases. Las vacaciones de Navidad me habían servido para desconectar y volver con energías más renovadas.
Aunque me costó levantarme de la cama, terminé preparándome un desayuno rápido. Posteriormente me metí en la ducha y, con la ropa planchada y un café preparado, me dirigí a mi primer día de clase después de las vacaciones de Navidad.
Me reencontré con mis amigos en la puerta y, tras unos abrazos, resúmenes de las vacaciones y felicitaciones por el año nuevo, entramos a nuestra clase.
Al ser lunes, nuestra primera clase era Lengua Inglesa. Llegó la profesora, con el pelo alborotado y un buen catarro encima, sospechaba que algunas semanas antes había tenido un lío con Mateo, un compañero nuestro, pero todo se quedó en un rumor. La hora pasó rápido ya que nos la pasamos preguntando cómo habían ido las vacaciones y tomando risas varias.
Al terminar la hora nos fuimos a la clase de Matemáticas, esperábamos a la profesora llegar cuando, a los 10 minutos apareció un hombre joven por la puerta.
-¿Perdonen, les toca a ustedes con la Señorita Hardest? - preguntó este.
-Sí - respondimos unos cuantos al unísono.
-De acuerdo.
Entró en la clase y posó su mochila sobre la mesa, no tendría más de 25 años, podría ser mi hermano, teniendo en cuenta que la media de mi clase era de 20 años.
-Estos días la Srta. Hardest estará de baja, ha cogido un resfriado bien fuerte. Así que estaré yo con ustedes, soy el profesor Michael Reche, pero podéis llamarte Mike. Seré su profesor durante estos días.
Algunos se alegraron, otros pusieron cara de terror porque les encantaba esa profesora... pero yo no podía quitarle el ojo de encima a Mike. Tenía pinta de ser el típico profesor enrollado que se lleva bien con todos los alumnos.
Empezó la clase con normalidad, pero mis ojos simplemente analizaban todo lo que veían. Me fijé en lo bien afeitada que tenía la barba. Me gustaba la gente que se afeitaba de manera correcta. Me fije también en los músculos que se hacían marcar tras la camisa de cuadros que llevaba. Sus ojos eran de un color azul claro, relucían bastante bajo la luz del aula.
No os voy a mentir. Mi imaginación empezó a volar con la de cosas que pensé que me dejaría hacer por él. Mi mente empezó a poner escenas en las que nos poníamos ambos en clase, sobre su mesa, él acariciaba mis muslos con sus grandes manos mientras que yo bajaba las mías hasta su entrepierna y...
-Marc, ¡MARC! - escuché la voz de un compañero.
-¿Qué pasa?
-Señor Rodríguez, ¿podría darme la respuesta a la pregunta que le acabo de formular? - me preguntó Mike.
-Pe... perdón, no la escuché bien, ¿podrías repetírmela?
-Está usted castigado Señor Rodríguez, se quedará en el aula 10 minutos más cuando termine.
Joder, no podía estar centrado ni 5 minutos de la clase. Empezábamos bien la vuelta a la universidad. El resto de la clase se me hizo aburrida intentando escuchar y atender lo que decía Mike, no quería perderme nada por si me volvía a preguntar alguna cosa.
A la media hora sonó el timbre que daba por finalizada la hora y, mientras todos recogían sus cosas para cambiar de aula, yo me quedé sentado en mi pupitre para cumplir con el castigo que me había impuesto Mike.
Cuando se hubo marchado todo el mundo del aula, Mike me miró y me dijo:
-¿Y bien? ¿Hay algo que me quieras comentar, Marc?
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101 Microrelatos Eróticos
Romance¿Alguna vez has fantaseado con hacerlo en la playa? ¿O tal vez con tu profesor/a? Puede que seas más clásico y prefieras hacerlo en tu casa... con el repartidor de pizzas. Todo esto y mucho más en este apasionante libro. 101 Microrelatos eróticos es...