CAPÍTULO 37 - ¿QUÉ HELICÓPTERO? (HETERO)

2.4K 22 0
                                    

Me temblaban las piernas, sentía que me iba a desplomar en cualquier momento. Esto era una puta locura. Y todo por culpa de Mauri ¿Quién me manda a mí montarme en un puto helicóptero para saltar a 12 000 pies de altura en paracaídas? Pues nadie. Pero allí estaba, poniéndome el mono y la equitación correspondiente.

El monitor que me iba a ayudar estaba colocándome el arnés pude leer "Rafa" en la placa donde ponía su nombre. Su cara me resultaba familiar, pero no me atrevía a decir de dónde. 

Con los nervios a flor de piel me dirigí hacia el avión y me subí con mi monitor. 

No os voy a mentir, era guapo de narices. Intenté fijarme lo mínimo posible, pero el paquete que se le marcaba entre el arnés era visible a kilómetros de distancia. 

Era del este de España me dijo. Vino a Medellín a hacer un curso de paracaidismo y le gustó tanto que se quedó por aquí. Tiempo más tarde, se formó para ser monitor y el resto es historia. 

En resumen, que tenía a un hombre apuesto, valiente y guapo delante de mí que iba a pegarse como una lapa a mi cuerpo para lanzarnos por un paracaídas a casi 4 km de altura. Estaba bien. O eso pensaba.

El helicóptero donde nos subimos empezó a arrancar y las aspas empezaron a desprender aire por el movimiento continuo. 

-¿Preparada? - me dijo Rafa.

Una sensación de vértigo me empezó a subir por el estómago, diciendo que ya no había marcha atrás. Me dije a mi misma que tenía que hacerlo. Con el pastizal que me había costado no podía echarme atrás. 

-Vamos allá - le dije.

Me puse en pie y me temblaron tanto las piernas que tambaleé como nunca antes lo había hecho. 

Rafa me sostuvo y al sentir el tacto de sus manos noté una sensación de escalofrío, pero esta no estaba provocada por los nervios. Bueno sí, eran nervios, pero provocados por el contacto de nuestras pieles.

No tengo ni idea de cómo conseguí entrar en el transporte aéreo. Pero lo hice. Rafa y yo estábamos sentados cara a cara me fijé en sus facciones y me quedé embobada mirando su mandíbula, tan marcada. Sus ojos azules y fríos, deseosos de aventura y adrenalina. 

Vi lentamente el suelo alejarse y hacerse cada vez más y más pequeño. 

-Bueno, nos vamos a ir preparando - me dijo Rafa.

-De acuerdo - intenté que mi voz sonase lo más firme posible dada la situación.

Abrió la puerta y entonces fue cuando supe que me iba a morir. El viento, la velocidad, la altura... era todo un caos.

Se sentó con las piernas colgando del helicóptero y se sujetó a la barra de seguridad del techo. Acto seguido me miró y me dijo:

-Acércate.

Mierda, obviamente sabía que cuando te tiras tienes que ir acompañado del monitor. Pero había estado tan obsesionada mirando lo bueno que estaba que se me había pasado por completo que al que me tendría que agarrar era a Rafa. Me cago en todo. 

-Emm... no estoy segura. Tengo mucho miedo - le dije con la voz temblando.

-No pasa nada, siéntate encima de mí. A la mayoría de personas se les quita un poco el miedo al notar el contacto con otra persona, les da seguridad. 

¿Qué. Tipo. De. Tortura. Era. Esa? A veces agradecía no ser un hombre. Porque en ocasiones como esta. Tendría la polla a punto de hacer saltar los botones de mi pantalón. 

Me acerqué sin saber que podría pasar y lo hice. 

Madre mía. Tenía la polla dormida, pero aún así podía notar el bulto atravesar el mono y hacer contacto con mi culo. Me quería morir, tal vez si no abríamos el paracaídas...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 20 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

101 Microrelatos EróticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora