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Joshua

Hong Jeonghan 1995 – 2024 Amado esposo y padre.

Descansa en la paz del señor.

Me paro ante la tumba de mi esposo por última vez.

Hansol y Seungcheol están a mi lado y estamos vestidos con nuestros esmóquines.

Es el día de mi boda.

La culpa que siento es pesada. Después de hoy, Jeonghan ya no será mi esposo.

Seokmin lo será.

Me inclino y limpio el polvo de su nombre. Reorganizo los lirios rosas que acabo de colocar en el jarrón. Toco su rostro en la pequeña foto ovalada mientras me mira sin pestañear.

Doy un paso atrás, pongo mis manos en los bolsillos de mi traje y lo miro.

—¿Estás listo para irnos? —Pregunta Seungcheol.

—Sí —murmuro, distraído—. Denme un minuto, ¿quieren?

Ambos giran y caminan de regreso al carro, dejándome y me trago el nudo en la garganta mientras miro la lápida.

—Me caso hoy, Jeonghan —le susurro entre lágrimas. —Lamento que no hayas podido encontrar a tu verdadero amor.

Levanto la mirada para mirar las tumbas circundantes.

—Lamento no poder amarte de la manera que merecías ser amado. —Cierro mis ojos—. Me he estado castigando por eso durante años. Te merecías mucho más de lo que soy, más de lo que fui, ese hombre ya no existe.

Miro de nuevo a la lápida.

—Estaba tan enojado contigo por matarte. Por dejar a los niños.

Sonrío.

—Son hermosos. Debería ver cuánto están prosperando. Estarías muy orgulloso de los jóvenes en los que se han convertido.

Dejo caer la barbilla en mi pecho y frunzo el ceño.

—He estado viendo a un terapeuta que me ha ayudado a ver el error de mis caminos en todo esto. Nunca fue tu culpa.

Hago una mueca de dolor como si tuviera un dolor físico mientras empujo las palabras más allá de mis labios.

—Ya no puedo vivir en la oscuridad, Jeonghan —le susurro—. Él es mi luz, mi amor, mi alma gemela. Su nombre es Seokmin, y supe desde el momento en que lo conocí que eél era el indicado. Te gustaría, sé que te gustaría. Y quiere a los niños como si fueran suyos.

Aprieto la mandíbula.

—Pero son tus hijos, tú eres su padre. Siempre serás su padre.

Inhalo mientras miro su foto. Él me devuelve la mirada sin ninguna emoción, justo... como siempre lo hacía.

—Ellos te echan de menos.

Las lágrimas llenan mis ojos de nuevo.

—Voy a traerlos a verte pronto, pero todavía no he sido lo suficientemente fuerte para hacerlo. —Toco la tierra con mi zapato. Lamento tantas cosas que no he hecho para honrar su memoria. —Gracias por darme a mis hijos. —Frunzo la cara de dolor y trago saliva con dificultad, sintiendo el escozor en la garganta.

Me giro para ver a Hansol y Seungcheol apoyados en mi carro esperándome.

Y sé que tengo que hacerlo, tengo que despedirme de mi esposo por última vez. Mañana será el padre de los niños, Seokmin será mi esposo.

Me inclino y rozo mi dedo sobre su imagen, y luego beso la fría y dura piedra.

—Adiós, Jeonghan. Descansa en paz, ángel.

✽✽✽

Seokmin

Joshua se balancea hacia adelante sobre sus dedos de los pies con anticipación y sonrío. Estamos tomados de la mano, uno frente al otro mientras el ministro lee nuestros votos matrimoniales. Apenas puede esperar a que termine esta ceremonia y sus ojos bailan con picardía.

¿Quién sabía que Joshua Hong estaría tan emocionado por casarse?

Sé que ciertamente yo no lo esperaba.

Me da una sonrisa lenta y sexy prometiéndome cosas carnales y me sonrojo... conozco esa mirada. Por el amor de Dios, Joshua, no me mires así en la casa de Dios.

Jihan y Minghao están a mi lado y Hansol, Seungcheol y Moon están a su lado, estamos frente a toda nuestra familia y amigos unidos, y la iglesia está llena de amor.

Este es un día feliz para todos.

—Acepto —Joshua sonríe mientras desliza el anillo de bodas de oro en mi dedo.

Se balancea hacia adelante sobre sus dedos de los pies de nuevo como si estuviera feliz consigo mismo y me río.

—Por los poderes conferidos a mí, ahora los declaro unidos en matrimonio. Puedes besar a tu esposo. —El sacerdote sonríe.

A cámara lenta, Joshua me levanta el velo y lo dobla. Esto es todo, toda nuestra historia está llegando a un hermoso clímax, aquí y ahora.

Mis ojos se llenan de lágrimas por lo íntimo que es este momento.

Con sus hermosos y grandes ojos marrones clavados en los míos, se inclina lentamente, sostiene mi rostro en sus manos y me besa tiernamente. Es el beso más perfecto que jamás me ha regalado y mis pies se levantan del suelo.

—Te amo —susurra.

Me río contra sus labios y la multitud se ríe y celebra.

Me vuelvo y veo a mi madre sentada en la primera fila. Ella está tan feliz y sonriendo con su mano sobre su corazón, y yo le devuelvo la sonrisa a través de mis lágrimas. Ella me dijo todo el tiempo que el amor de mi vida me estaba esperando en algún lugar.

Y ella tenía razón.

Él me estaba esperando.

Sr hongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora