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Seokmin

Me quedo en el pasillo del lujoso hotel, mis hombros caen mientras mis nervios toman el control.

Esta noche llevo un esmoquin negro entallado con el botón a la altura de la cintura resaltandola.

Me siento nervioso, más nervioso que nunca, y no sé por qué. Tal vez sea porque me encanta este esmoquin, me siento como una príncipe y esto se siente como si esto fuera una cita real.

Sé que no lo es, por supuesto que sé que no lo es. Pero, puedo permitirme olvidar la realidad de la situación por sólo una noche, ¿no es así?

Mi tímida mano golpea la puerta y Joshua la abre apresuradamente, sonriendo al verme. Mi aliento se detiene de inmediato.

Lleva un esmoquin negro también. Su cabello está peinado a la perfección, y la forma en que me mira podría prenderme fuego.

-Mi hermoso Seokkie.

Mi corazón se acelera.

-Hola. -Sonrío y entro. Cierra la puerta detrás de nosotros, me quita la maleta y la coloca con cuidado en el portaequipaje.

Cuando se vuelve hacia mí, toma mi rostro en su mano y me besa suavemente.

-He estado esperando esto todo el día.

Sonrío contra sus labios, mis manos descansando en sus caderas.

-Estuvimos juntos ayer, Hong.

-No fue suficiente. ¿Cómo podría tener suficiente de ti en dos horas?

Estoy totalmente jodido porque él está siendo tan dulce.

Sonreímos contra los labios del otro y pongo mis brazos alrededor de su ancho cuello.

-¿Cuáles son tus planes para mí esta noche? -Pregunto.

Me sonríe.

-Pensé que saldríamos a cenar y tal vez disfrutaríamos de ir a bailar un rato.

Mis cejas se levantan.

-¿De verdad?

Sonríe ante mi emocionada reacción y luego me abraza, abrazándome con fuerza.

-De verdad.

Dios, es hermoso. Cierro los ojos mientras apoyo mi cabeza contra su hombro.

Para. Esto no es más que una fachada, una parte de su juego.

No te dejes engañar, hagas lo que hagas, Seokmin.

Da un paso atrás y toma mi mano entre las suyas, llevándola lentamente a su boca para besar el dorso.

-¿A dónde quiere ir mi chico esta noche? -Su mirada está fija en la mía.

Su chico.

Joder, estaba más seguro que nada más era el típico imbécil que no quería más que follarme.

Me encojo de hombros tímidamente, abrumado por su tierna seducción.

-No tengo ni idea de a dónde ir en Londres.

Extiende su brazo para mí y yo enlazo el mío a través de él.

-Parece que estoy a cargo entonces. -Sonríe.

Me río y me pongo de puntillas para besarlo.

-¿Alguna vez no está a cargo, señor Hong?

-No si puedo evitarlo.

Salimos de la habitación hacia donde nos espera el ascensor.

No si puedo evitarlo.

¿Qué quiere decir él con eso? ¿Es por eso por lo que no quiere enamorarse, porque ya no estará a cargo?

Sr hongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora