Había pasado más tiempo del prudencial en el que Julio debería haber dado señales de vida. Los tres fugitivos esperaban que se reuniera con ellos la noche siguiente a la escapada de Elisa, pero el joven vampiro no apareció.-Me temo lo peor- murmuró Alberto de madrugada - deberíamos saber algo de él ya.
Elisa suspiró ruidosamente demostrando una impaciencia que quería tener bajo control como respuesta. -Vamos a esperar-rogó ella -Ezequiel puede haberle hecho algo, o puede que no. Quizás no se lo ha puesto fácil para que pueda escabullirse.
-Igual ha decidido irse sin ti- expresó Víctor y nada más manifestarlo y ver como Elisa y Alberto le miraban silenciosos, se dio cuenta de que eso no iba a ocurrir. -No, tenéis razón-rectificó con una sonrisa de circunstancias.- Es demasiado psicópata para actuar así...
-Ciertamente- le secundó Elisa con cierto desprecio por el ser del que estaban hablando - y demasiado obstinado también.
-El problema está en que si no tenemos a Julio, nuestro plan de acabar con él se va al traste- recordó Alberto levantándose del sillón ya sin poder contener la inquietud- no podemos enfrentarnos a Mordekai. No tiene sentido habernos marchado para luego ir a buscarle a pecho descubierto para que nos destroce.
Elisa pensaba silenciosa mirando al suelo, silencio que se hizo extensible a todos. -Quizás haya un modo- susurró ella misteriosa- pero no estoy segura...
-¿Qué quieres decir?- inquirió Alberto mientras volvía a sentarse en el sillón alentándola a hablar.
-Como ya os conté- comenzó a exponer ella- los vampiros podemos morir definitivamente cortándonos la cabeza, cosa bastante complicada de hacer en este momento; con una estaca o un trozo de madera atravesándonos el corazón, algo también relativamente difícil. Y también por supuesto morimos con la exposición a la luz del sol durante el tiempo necesario hasta reducirnos a cenizas.
-Aha- Víctor asintió- pero a ver quién es capaz de someter a cualquiera de esos tres métodos a Ezequiel Mordekai.
-Ese es el tema- respondió Elisa- yo no tengo la fuerza suficiente como para enfrentarme cuerpo a cuerpo con él, y Julio aún menos.
-Pues no sé como vamos a hacerlo...- resolvió Alberto- porque convencerle de que lo haga igual que hiciste con Julio, ni pensarlo ¿no?
Elisa sonrió. -Que haya podido obligar a Julio es una cosa-explicó ella- pero obligar a alguien como Modekai... es tarea distinta.
-Pero ¿y si puedes?- insistió Víctor- piénsalo Elisa. Pudiste con Julio.
-Julio es un vampiro que nació antes de ayer Víctor- aclaró ella- es joven. Aunque haya sido Mordekai quien le creara, ya que el tipo de vampiro que te convierte también influye.
-¿Cómo?- cuestionó Alberto. -De eso no nos habías contado nada.
-Muchos de los dones activos o dormidos del vampiro creador pueden traspasarse de esa manera- explicó Elisa.- Es como una herencia genética vampírica. Luego a medida que pasan los años nuestros poderes se van desarrollando más...
-Ya-le cortó él- pero recuerda que tú sigues siendo más joven que Ezequiel y eludiste sus ordenes. Eso yo creo que significa algo. Quizás él no tiene el poder de obligar a otros vampiros, o tu tienes el don de que no te pueden obligar...
-De todas maneras no es lo mismo poder zafarme de la obligación de un vampiro que obligarle yo a él- le recordó ella seria- son cosas muy distintas. Igualmente aunque estés en lo cierto, no podemos presentarnos allí y probar a ver qué pasa. Sólo tenemos esta última oportunidad: Una oportunidad para vivir o para morir.
ESTÁS LEYENDO
La Sangre es Vida
VampireA principios de los noventa, en un pequeño pueblo de carácter rural, comienzan a pasar sucesos inexplicables coincidiendo con la llegada de una misteriosa forastera...