Una Cenicienta En la Oficina Cap 31

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👠Una Cenicienta en la oficina👠

Capítulo 31

La hora se había echado encima sin que se dieran cuenta de ello, la asistente estaba terminando de redactar un documento para la reunión a la que no llegaban y el ejecutivo ultimaba la reserva de los billetes para la próxima cita con Brown en París.
Cuando candy miró el reloj y se dio cuenta de la hora se puso en pie instantáneamente, haciendo tambalear el monitor de su mesa. Salió de detrás del escritorio en un sprint de tres metros, llamando la atención de Terry .

—Por Dios, candy , ¿Qué pasa? —preguntó asustado al ver su reacción.

—¡La... hora...? —exclamó, quedando petrificada en medio del despacho.

Terry miró la hora en su muñeca e imitó a su asistente, se levantó casi de un salto sin decir nada más. Se acercó a las perchas de las que colgaban sus abrigos y, en vista de que Candy no se movía se dirigió hacia ella y colocó su chaqueta en las manos.

—Hey, despierta, ¡llegamos tarde? ¡Mi padre nos va a matar?

El restaurante de la cita quedaba a solo ocho manzanas de allí y si se daban prisa no tardarían más de diez minutos en llegar.
Corrían uno al lado del otro cuando de pronto sonó un crujido seguido de un golpe. Terry siguió avanzando a toda prisa hasta que se dio cuenta de que su asistente no iba a su lado.
Al mirar extrañado hacia atrás vio a candy tendida en el suelo y, asustado por lo que le hubiera pasado corrió hacia ella, apartando con brusquedad a un par de hombres y una mujer que se habían detenido a su alrededor.

—¿Estás bien? ¿Qué te pasa?, ¿Qué ha pasado? La muchacha gimoteaba con expresión de dolor mientras trataba de incorporarse. Se frotaba las manos y la rodilla derecha sin decir qué era lo que había pasado.

—Debe doler... ha sido un buen golpe —murmuraba una de las mujeres que se acercaba a ellos.

—No debería correr con semejantes tacones, ¿A quién se le ocurre esa locura? —criticó otra mujer que iba con ella.

Él no dijo nada, se agachó a su lado y la tomó en brazos, sujetándola firmemente por la espalda y los muslos.

—¿terry qué haces? —preguntó viendo que regresaba sobre sus pasos.

—Vamos al hospital, no quiero que por mi culpa estés herida en alguna parte.

—Solo ha sido una caída, solo me dolerá un rato... volvamos, esta reunión con tu padre es importante, por favor... —Pero él no hizo caso y siguió caminando en dirección contraria— por favor... —susurró, haciéndole ceder inmediatamente y obedeciendo.

—Está bien, pero...

Terry tropezó con algo y al mirar hacia el suelo encontró el tacón del zapato de candy , algo que la hizo sonreír.
No pretendía llegar a la reunión corriendo, un solo accidente había sido suficiente y no quería que se repitiese, no le importaba llegar tarde y tener que dar explicaciones.
El calor del cuerpo de candy se filtraba a través de sus ropas y sin querer empezó a sentirse inquieto, recordó cuando después de la cena con Frank la tuvo cogida de igual manera, recordó el tacto de su piel y el aroma de su cuerpo y sin darse cuenta hundió con fuerza los dedos en los muslos de la asistente.

—terry no me voy a escurrir, si me aprietas tan fuerte me vas a cortar la circulación —pidió suavemente, a pesar de estarle apretando demasiado fuerte.

—Lo... lo siento, lo siento... pensaba en la hora y simplemente no me había dado cuenta —mintió.

Al fin llegaron al restaurante. Richard miraba a su hijo con furia, de todas, esa era la única reunión a la que debía asistir a tiempo, y se había presentado con más de media hora de retraso y con su asistente en su espalda.
Los hombres se pusieron en pie cuando éstos llegaron a la mesa y terry la bajó y le ayudó a sentarse en el lugar que le correspondía.

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