una cenicienta en la oficina.

Una Cenicienta En la Oficina, 8

👠Una cenicienta en la oficina 👠
                               Capítulo 8
Pese a que el señor Richard. Le había dicho que se tomará el día libre,  candy se dirigió a la oficina de Terry. El no la había aceptado desde un primer momento y empezar como había empezado y faltar a su segundo día de trabajo no era algo que entrar en sus planes.

Dios dos ligeros golpesitos a la puerta  del cristal  para llamar la atención de su jefe,  que hablaba por teléfono  y así entrar en el despacho sin interrumpir nada.

Del mismo modo que había pasado con el, ella tampoco reparó en ver como era su nuevo jefe y se sorprendió gratamente al comprobar que era un tipo guapísimo, un tanto grosero y malhumorado, pero sus ojos de azul intenso eran expresivos,  su voz era masculina, y muy agradable  y su sonrisa  hipnotizadora, además desprendió un aroma... Ese día al igual que el anterior no llevaba corbata,  y la camisa llevaba un par de botones  sin abrochar,  algo que le daba un toque imformal.

Mientras habla por teléfono,  la miraba de arriba a bajo,. ¿No se había cambiado de ropa?  ¿Toda su ropa era igual?

--Vale gracias Simón, nos vemos -- se despidió  antes de colgar el teléfono, --¿note has cambiado de ropa ?  Pregunto con el seño fruncido, cruzando los brazos a la altura del pecho.

No ha ocurrido algo y no he podido cambiarme, lo siento.

  A Diferencia de su padre terry no le pregunto que era eso que había ocurrido  e verdad no le importaba en lo más mínimo.

--Si mañana traes esa misma ropa, quedas despedida-- advirtió frío.

Las horas en la oficina pasaron tande prisa  qué casi no le dio tiempo de mirar la hora en el reloj, al contrario que la tarde anterior, cuando llegó la hora de salir  terry no pensó en algo para molestarla, si no hacer que volviera pronto a casa  se sentía un poco culpable por la noche que le hizo pasar en una oficina extraña  y sentada en un sofá o en una de las sillas.

--vamos ve primero, primero no creas que esta noche te dejaré durmiendo en la oficina, -- quería sonar amable, pero realmente le disgustaba la idea de estar en compañía de otra persona  por lo que su voz sonó casi a amenaza.

Candy aunque diubitativa, salió primero.

Cuando el ejecutivo llegó al aparcamiento  la encontró cargando un par de cajas en el maletero  de uno de los coches de la empresa, y supo que su padre se lo había dado.
Después de subirse al vehículo y graduar los retrovisores,  y el asiento arrancó el motor, y se habrocho el cinturón  y condujo con cuidado  hasta la dirección que había en el sobre.  Candy pensó que se trataba de un piso normal, en una zona normal pero aquello distaba mucho de lo que ella pudiera, imaguinar, el edificio no era  tan alto como el de sus oficinas, pero imponente, todo era de cristal obscuro y acero, con letras grandes y plateadas  en las que ponían,  Black Diamond.  Número. 2. Solo la imagen externa  te dejaba entender,  el lujo que debía contener en su interior.

Dejo el coche aparcado en la acera y cruzó la puerta hasta el enorme vestíbulo,  en el que había un mostrador,  repleto de Pantallas y botones,  custodia por un chico, uniformado.

--Buenas noches... --saludo la recepcionista
--¿puedo ayudarla?

--Yo... Yo voy a estar alojandome en el piso 32, en el apartamento... -- busco el sobre en su bolso para asegurarse que el apartamento lo iba a ocupar ella.

--solo hay un Apartamento por piso señorita andry, -- ella lo miro con el señor fruncido, sin saber quien era ése hombre, -- pero el se dio cuenta -- de su apellido por que se quien vive en cada piso, el señor  Thomsom es el seis, es el de la señora denfer en el doce, el señor Liam, en el veinticuatro. Y usted en el treinta y dos.

¿Solo cuatro vecinos,?
--Así es el edificio es demasiado nuevo  y a un no están ocupados todos los apartamentos... Pero señorita suba usted yo la ayudó con sus pertenencias.

Como era de esperarse candy no dejo que el cargará con dos cajas, por lo que ella cojio una caja y dejo que la recpcionista le ayudó con la otra.

-- por cierto me llamo Cristian, soy el número dos, en la marcacion rápida de su interfono.
--no me hables de usted sonrió ella ---llámame candy, ése es mi nombre.

El apartamento parecía más algún tipo de mansión que un piso normal y corriente. Al abrir, lo primero con lo que se encontró un distribuidor con tres puertas,  a la derecha, era un armario para deja la chaqueta, en invierno, el paraguas y el bolso... A la derecha daba a un aseo la otra doble ala   justo enfrente daba un salón enorme, en el que estaba la habitación de a lado y la cocina al otro lado.-- Impresionante... pero que espacio tan desaprovechado.

--Tienes razón ¡aquí caben al menos tres apartamentos, como el mio? dijo el muchacho.

Aquel piso tenía al menos todo lo que pudiera necesitar: lavadora secadora, nevera, utensilios de cocina,  en la habitación había un vestidor mantas y sábanas, y en el baño había barias toallas y varias,  botellas de jabón.

-- parece un hotel de 5 estrellas-- río.
--sin lugar adudas-- sonrio el muchacho dejando la caja a un lado, de aquel distribuidor, -- si necesita algo no dude en marcar...

--el número es el dos dijeron ambos al mismo tiempo echándose a reír los dos, cerrando la puerta el muchacho, y dejando, a candy en su, nuevo departamento.

Autor. Pilar parralejo.
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