Una Cenicienta En la Oficina. 54

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👠Una Cenicienta en la oficina👠

Capítulo 54

Candy había pasado esa noche nerviosa, ya era martes y solo le quedaban cuatro días de trabajo, después quizás todo se habría terminado y el tiempo con el príncipe de industrias Granchester se habría agotado para no volver.

Ese día se levantó con ganas de sentirse observada por él. Esa actitud era rara en ella, pero ahora ya no era la candy del principio, esa muchacha tímida que se ruborizaba con solo una palabra, había estado a punto de dar un paso importante con él y ahora quería sentirse deseada, tanto como para que después de su marcha terry necesitase buscarla dondequiera que estuviera.
Se acercó al armario y sacó de él el pantalón que terry le compró, la camisa más entallada que tenía y una americana.

Al entrar en recepción se encontró con su jefe, que subía del aparcamiento. Su mirada era seria, pero cambió inmediatamente cuando se encontró con ella de pie frente a él, como si le esperase. Le miraba de un modo distinto al habitual y entonces se fijó en su ropa, el pantalón ajustado que tanto le gustaba, la camisa con varios botones sin abrochar, el cabello suelto en lugar de amarrado en una coleta o un moño... una sonrisa se dibujó en su cara mientras la contemplaba, pero entonces alguien llamó su atención.

—Hey chicos, candy , esto es por ti... —dijo la muchacha, señalando el llamativo poster flexible que mantenían en pie al lado del mostrador.

—Ahora no Janice... —interrumpió terry , conduciendo a su asistente hacia el ascensor— ¿Tienes frío? —sonrió, rozando con los dedos su muslo.

—No especialmente, el chico del taxi ha sido amable y ha puesto la calefacción —rió pícara.

Al entrar en la oficina el ejecutivo tuvo que contenerse de volver a besarla, le gustaba cuando jugaba con él, pero ahora no quería ceder, pretendía que fuera ella quien lo hiciera y le pidiera que anulase su renuncia.

Se sentaron cada uno en su mesa y trabajaron en silencio, entre miradas y risillas sutiles hasta que llegó el medio día.

Richard llamó a su hijo para recordarle una reunión que había olvidado por completo, una reunión como la que asistieron juntos su primera semana, puso cara de fastidio al ver que ese día no podría hacer nada especial con ella, que ese día no podría librarse del trabajo.

Después de cortar la llamada terry se puso en pie, mirándolo como si hubiera hecho algo mal y tratase de disculparse.

—No mires así candy , normalmente estas reuniones son de mi padre pero a veces soy yo quien las hace dependiendo del tema de la reunión...
¿Recuerdas la primera reunión que hicimos juntos? —ella asintió— pues es en el mismo lugar y con la misma gente. ¿Quieres venir? —ella asintió nuevamente— entonces creo que deberíamos hacer algo con tu atuendo, ¡Vamos?

Candy no había dicho nada al respecto, le gustaba la idea de comprar con él, esa sería la tercera vez en los pocos meses que hacía que lo conocía.

La reunión era un par de horas después de la comida por lo que, al salir del restaurante aún tenían tiempo de buscar una tienda con ropa apropiada.

Terry sabía bien dónde ir de modo que condujo su coche hasta las cercanías de White Diamond.

Al pasar por el lado del edificio donde vivía terry bajó la mirada hasta sus rodillas.

—¿Estás bien? —preguntó sujetando una de sus manos.

—Si... solo pensaba los días que hace que no vengo a tu apartamento...

—Y no olvides la última vez... me golpeaste en la mejilla herida... — sonrió.

—Lo sé... pero te dije que no lo sentía, terry estabas forzándome...

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