11. 👠Una cenicienta en la oficina👠
Capítulo 11.Cuando salió del restaurante solo quería llevarla a casa y pasar el fin de semana pensando en cualquier cosa menos en ella.
Corría bajo la lluvia sujetando el brazo de su asistente mientras buscaba un sitio donde protegerse. Odiaba mojarse con la lluvia, pero odiaba aún más las temperaturas bajas.Se detuvo frente al escaparate de una floristería, bajo un toldo fijo de rayas rojas y blancas, apretándose el pecho con los brazos, en busca de algo de calor. Estaba molesto consigo mismo por haber tomado la decisión de correr bajo el agua como Christian le había propuesto.
Temblaba, víctima del frío y de la humedad, pero entonces ella le propuso algo de lo más inquietante, que fuera a su casa hasta que amainase, solo con ella. Miró su reflejo por un momento a través del cristal, buscando la excusa para no aceptar, pero entonces se encontró con los ojos de esa chica fijos en los suyos esperando por una respuesta, esos enormes ojos verdes y su pelo rubio pegándose a su cara, completamente empapado. Su mente entonces empezó a ofrecerle decenas de ideas, ideas que ya antes había repetido con alguna de las chicas con las que había salido y antes de darle una respuesta decidió marcharse, huir.Estaba furioso consigo mismo por el modo que tenía de actuar con ella, estaba furioso por no poder auto-convencerse de no acercarse a ella, estaba furioso porque no hacía ni una semana que la conocía y no podía alejarla como debía hacer.
Tan pronto como llegó a su apartamento se apoyó contra la puerta se sentía débil, cansado, abatido.
Pese al aspecto de tipo duro que quería aparentar con todo el mundo, terry fue un niño delicado y enfermizo, siempre había tenido problemas con su debilidad.
Hacía años que no se ponía enfermo, pero ahora se sentía a morir, mojarse con la lluvia y dejar que el frío le calase por impresionar a una chica causó estragos en él, que llevaba una semana casi sin dormir por culpa del capricho tonto del presidente por ponerle una asistente.
A duras penas llegó al teléfono, necesitaba llamar a su padre, él sabría qué hacer. Gateó como pudo hasta el dormitorio y se arrastró sobre la cama, dónde estiró la mano para alcanzar el teléfono inalámbrico que siempre se hallaba sobre su mesita.—Papá... —murmuró con un hilo de voz en cuanto éste respondió. — ¿terry ? ¿Qué pasa?
—No me siento bien...
—¿Estás en casa? —preguntó el hombre, asustado, a lo que su hijo asintió con un sonido nasal— ¿Estás solo? —preguntó de nuevo, a lo que nuevamente respondió con un sonido similar— Está bien, espérame, no tardaré en llegar, ¿Me oyes? No te duermas.
Richard llegó al apartamento en un abrir y cerrar de ojos. Terry podía ser como quisiera, a veces malhumorado, a veces caprichoso, a veces tan terco como una mula, pero era su hijo, y aunque fuera mayorcito como para valerse por sí mismo le atendería, fuera la hora que fuera, hasta que hubiera alguien en su vida que pudiera cuidarle en su lugar si volvía a sentirse así.
Terry ni siquiera había sacado la tarjeta de la cerradura, el led azul que le decía que la puerta estaba abierta permanecía encendido y Richard no dudó en entrar.
En la entrada, así como en el ascensor cuando subió, había un charco de agua enorme, charco que dibujaba un camino hasta la habitación.
Cuando vio a su hijo sobre la cama este estaba vestido, tan mojado que bajo sus pies, que colgaban por el borde de la cama, había otro charco de agua y las mantas sobre el colchón tenían un enorme rodal que perfilaba su silueta.—Por Dios, ter, ¿Qué ha pasado?
—Llovía —respondió con un hilo de voz mientras su padre se arrodillaba sobre el colchón para quitarle la ropa empapada.
—Tienes mucha fiebre... deberíamos ir al hospital...
—No... el lunes, candy ...
Richard no quiso escuchar más, cuando estaba así no pensaba con lucidez, llamó al doctor McGonaghan, que era el médico que había atendido siempre a su hijo y en un par de horas estaba hospitalizado, con un suero en su brazo derecho, una pinza en el dedo índice de la mano izquierda que medía sus pulsaciones y un tubo de oxigeno cruzando su cara de lado a lado.
La mañana del sábado empezó con una llamada telefónica. Ni siquiera se había puesto en pie todavía cuando el celular empezó a tintinear dentro de su bolso. Deseó que no fuera terry , lo último que quería era tener que verlo ni un solo segundo más de lo necesario, y ni qué decir en fin de semana. Se llevó el auricular a la oreja temerosa por lo que iba a oír.
—Buenos días señorita andry —saludó la voz al otro lado del teléfono, candy suspiró al escuchar el tono de aquel hombre que le había dado la oportunidad de cambiar de vida.
—¡Buenos días señor Richard ? —exclamó alegre en respuesta. —No le robaré mucho tiempo, solo le llamo para informarle de que no es necesario que vaya el lunes a trabajar —candy se asustó pensando que estaba despedida.
—¿He hecho algo? —preguntó.
—No, no se preocupe, es solo que mi hijo se siente indispuesto y está hospitalizado.
—¡Oh Dios mío? —exclamó ella, llevándose la mano a la boca— ¿Hospitalizado...? ¿Por qué...?
—No se preocupe, no es nada serio... tampoco se preocupe por los días que no vaya a la oficina, los cobrará igual —rió el hombre, quitándole seriedad al asunto.
Granchester sabía que su hijo se iba a poner bien, hacía años que no recaía, pero siempre se había repuesto después de unos días de reposo absoluto y una alimentación adecuada.
Candy se hizo la convencida pero que le dijera que su jefe, al que hacía unas horas había visto huyendo y empapado a más no poder por culpa de la lluvia estaba ingresado en un hospital, le había impresionado bastante.
Preguntó al señor Richard por el hospital en el que estaba ingresado terry , pero en vista de sus evasivas, insistiendo en que estaba bien y que no se preocupase, decidió buscar por sí misma.
Después de conseguir los números de más de una docena de hospitales en toda la ciudad decidió llamar, hasta que, en el penúltimo de los números, una de las enfermeras que atendía las llamadas le confirmó que, en efecto, terry granchester estaba ahí hospitalizado, en un estado con pronóstico reservado.
No lo pensó, se vistió con ropa cómoda e informal a más no poder y se apresuró, con dirección al hospital, cuya dirección le proporcionó, amablemente, la persona que le había atendido por teléfono.Al llegar corrió hacia el pasillo, con dirección al ascensor, la mujer del mostrador de atención, una señora con aspecto de alguien de setenta años, la miró atentamente, esperando que se detuviera para esperar que le dieran paso, pero ella no lo hizo, siguió caminando con paso ligero hasta que llamaron su atención.
—Lo siento pero si no es usted familiar no puede pasar —dijo con voz grave impidiéndole el paso.
—Yo... —¿Y, ahora qué? Si decía que era su asistente no iba a poder entrar y por consecuencia tampoco podría saber cómo estaba él.
—Lo siento, pero no.
Al fondo, en una sala de espera bastante grande había una niña y un niño correteando y eso le dio una idea.
—Yo soy su hermana, terry es mi hermano mayor
—la mujer la miró y arqueó una ceja, como si no creyera una sola palabra— Disculpe pero mi avión ha aterrizado hace solo una hora... hace años que no hablo con mi hermano por un asunto... personal
—excusas, ¿Por qué no podía encontrar una excusa creíble...?
—Sí, sí... adelante, pase, está en la trescientos dos, pero si hay algún familiar en la habitación quiero que salga inmediatamente —le dijo tendiéndole una mano con un pase de plástico tamaño carnet en el que ponía «Familia» con letras rojas— póngase eso en un lugar visible si no, cuando pase el celador le hará salir.
—¡Gracias, gracias, de verdad? —exclamó, corriendo hacia el ascensor.
Llamó a la puerta con tres toques suaves y la deslizó lateralmente para entrar.
Se notaba que ese era un hospital para gente bien y que esa era quizás una de las mejores habitaciones. Parecía una suite de hotel, una cama, un sofá,
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una cenicienta en la oficina.
RomanceUna adaptación de candy y terry. La historia es de pilar parra lejo una linda historia, no tengo los derechos de la novela, ni de los personajes de candy y terry, pertenece a keiko nagarita, la historia esta adaptada. Sin fines de lucro, solo por en...