Una Cenicienta En la Oficina, 43

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👠Una Cenicienta en la oficina👠

Capítulo 43 

Aún no había amanecido cuando se encontró rodeada por un cálido abrazo, pese a no verlo supo que era terry quien la tenía contra su pecho y que no era un sueño, como la vez anterior. Conocía su aroma, su calor, y la fuerza de esos brazos.
Aunque su corazón le decía que se quedase ahí, que no se apartase de él, su cabeza le recordaba continuamente a la modelo, alguien que no parecía tan despreciable como ella se empeñaba en ver.
Levantó con cuidado el brazo del ejecutivo para salir de la cama pero este lo bajó de nuevo, impidiéndole levantarse.

—Aún no ha salido el sol, candy , ¿Dónde vas?

—Yo... voy a prepararte el desayuno y marcharme, hay cosas que tengo que hacer en la oficina... además, tampoco quiero que llegue susana y sepa que he dormido contigo.

—A sus no le importará que hayamos dormido, ella no es de las que sospechan de los demás sin motivos...

—Aun así... no quiero que...

—Y yo no quiero que te muevas, ven —la atrajo con más fuerza aún.

Aunque no quisiera se le aceleró el corazón, realmente lo amaba y realmente le dolía pensar en que esa novia que nunca aparecía lo hiciera justo en el momento en el que deseaba confesarle sus sentimientos.
Llevó nuevamente la mano a la de Terry para apartarla pero él entrelazó los dedos.

—Por favor candy , no te vayas, quédate conmigo —susurró, doblegando su voluntad.

Ambos se miraban directamente a los ojos, sin desviar la mirada ni un segundo. Lentamente terry llevó la mano hasta el cuello de ella y la atrajo despacio, acercándose lo suficiente como para besarla. Y lo hizo, sin que ella le rechazase.
Candy devolvió ese beso con toda la pasión contenida pero poco después se apartó despacio. Lo miró por un segundo y se apoyó en su brazo.

—Por favor terry , no vuelvas a besarme, no... no vuelvas a hacerlo más, te lo ruego.

—Pero conoces mis sentimientos.

—Los conozco, pero está susana y no podemos hacerle esto, no quiero sentirme así...

—Déjame besarte una vez más... solo una, una vez más y jamás volveré a pedírtelo.

Su voz sonaba a ruego y la expresión de su cara hablaba por sí sola.
Dudando entre si lo que hacía era lo correcto o no se acercó despacio a su boca, rozó sus labios con los suyos y cerró los ojos con fuerza, no podía hacerlo, no podía dejar que traicionase a esa chica, no podía dejar que hiciese lo que no le gustaría que le hiciesen a ella. Subió la cabeza hasta su frente y lo besó ahí, dejándolo con la miel en los labios.

—No me pidas que sea tu cómplice para engañar a susana , ella no lo merece...

Terry apretó los ojos con fuerza, abrazando aún más fuerte a su asistente.
Pasaron un par de horas hasta que terry despertó sin saber que se había dormido de nuevo, candy dormía del mismo modo en que le había visto hacerlo un par de veces antes, y esta vez, además asomaba un hilillo de saliva por la comisura de sus labios, algo nuevo y que le hizo sonreír, pese al dolor de sus costillas. La miró durante unos minutos, antes de agacharse a su lado para despertarla, sabía que si susana llegaba se sentiría culpable por haber dormido en su cama.

—Me he dormido... —dijo sonriendo, secándose la cara con el dorso de la mano como si fuera un acto habitual en su despertar.

—Si... te has dormido, pero dudo que los vecinos hayan podido hacerlo... roncabas como un bisonte —bromeó, haciendo que frunciera el ceño en una expresión simpática y le lanzase uno de los cojines directo a la cara.

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