Seguíamos corriendo hasta que pude alcanzar el brazo de Ara. La había besado y aquello creo la mayor felicidad de mi vida, pero no era todo. No pensaba en ella de una momentánea, si no de a quién deseaba a mi lado. Acompañándome en cada partido, y cada momento de mi vida.
-Ara, espera- Le indicaba mientras sacaba una caja pequeña de mi bolsillo. Mis nervios y latidos del momento eran increíblemente altos. Ara observaba con curiosidad mi acción mientras esperaba respuestas.
Aquella pequeña caja color dorado había estado hace algunos días en mi poder. Lo compré en las calles de París en nuestro viaje. Tenía la esperanza de algún día entregárselo a Ara, y es así. Jamás pensé en otra mujer, o otra probabilidad mientras adquiría el pequeño collar del cual colgaba un anillo.
Ara dejo de observar la pequeña caja, para dirigir su mirada directamente a mis ojos. Las luces naturales cada vez disminuían más rápido, sus ojos café adquirían tonalidades verdes pardos. Era imposible no apreciar la belleza de mujer que estaba frente a mis ojos.
-Si ocupo tu pensamiento de amor tienes la razón, soy débil cuando se trata de la mujer que amo. Aún que ella es algo tonta y tiene un carácter fuerte, no deja de ser la mujer que me tiene enamorado. Y no deja de ser la mujer, que quiero que este a mi lado. Ara tu me vuelves débil, aún que ahora esta cagado de nervios, necesito preguntarte lo- Decía aquellas palabras mientras mi corazón no dejaba de temblar. Que haya respondido a mi beso en el lago no me aseguraba nada concreto. Pero tratándose de ella me arriesgaría lo necesario y más.
El momento se volvió aún más especial al ver como Ara reía frente a mi último comentario, pero en su cara denotaba la espera de aquella pregunta, a lo cual proseguí con bastante miedo, pero un infinito amor.
-¿Puedo ser tu novio Ara?- Expresaron mis palabras mientras se debilitaban frente al nerviosismo. Pero lo suficientemente fuertes para que ella escuchara mi pregunta. Los ojos se Ara parecieron brillar mientras escichaba mis palabras y abría la caja mostrando el objeto que había planificado para ella.
-Solo si me das otro beso- Respondió ella ocasionando una gran felicidad dentro de mi. No tuve que pensarlo dos veces, ni ella pedirlo nuevamente para que acercara mi rostro a sus labios. Besandolos y disfrutando cada instante en el que Ara oficialmente era mi chica.
Cuando terminamos aquel beso lleno de amor, Ara se apego mucho más a mi abrazándome. Algo que habíamos hecho con anterioridad, y solo podía afirmar que el sentimiento crecía aún más. Adoraba tenerla en mis brazos, y amaba que ella correspondiera a ello.
Ambos paramos de hacer lo que hacíamos debido a un ruido proveniente de la casa. Estábamos cerca y probablemente Brandon había llegado. Tuvimos que correr rápidamente en dirección a el hogar.
Pasamos rápidamente el jardín trasero para aproximarnos a la puerta de la casa, la cual ya estaba ocupada por el padre de Ara, quien nos miraba con notable confusión.
-Oh, hola Héctor, hola hija- Nos saludaba su padre mientras nos abrazaba. Ambos respondimos aquello esperando a que el hombre continuará hablando. Estábamos nerviosos y el parecía queria reírse de la situación.
-¿Y qué estaban haciendo?- Pregunto su padre mientras ingresaba a la casa y nosotros íbamos detrás de él. Su pregunta me pareció bastante graciosa, no sería capaz de decirle a mi entrenador que hace minutos le comía la boca a su hija.
Ara pareció leer mis pensamientos, ya que esta apenas finalizo la pregunta miró mi rostro para proceder a golpearme disimuladamente. Antes de que su padre lo notará ella agregó.
-Héctor necesitaba ayuda con una tarea de escritura. Y como para ser un gilipollas es bueno, tuvimos que salir a despejarnos para que le entrará oxígeno y pensara en algo más que en fútbol- Decía Ara mientras cerraba la puerta detrás de nosotros. Y provocaba risas en su padre, yo solo podía pensar en lo buena que era para insultarme, pero bien que sea callaba cuando la besaba.
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Still Young - Héctor Fort
FanfictionLas historias adolescentes, nos hacen recordar la juventud, la felicidad y los momentos gratos que compartimos con aquellos quien en nuestra memoria perdurarán. Pero también aquella parte conflictiva, la cual muchas veces no supimos como resolver. A...