𝑅𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑜𝑠

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La clase había acabado, pero la inspectora Lucía había llegado a las canchas con una gran sonrisa, la cual la hacía lucir aún más linda. Esta se dirigía a nosotros. Los cuales estábamos guardando nuestras cosas.

-Chicos, hola. Los necesito a los 3 en mi oficina- Nos dijo a Marc, Héctor y a mi. Nuestra cara de sorpresa fue imediata, ya que aún que con anterioridad, habíamos creado problemas, esta vez no era así.

-Vamos en seguida- Respondió Marc, con su usual rostro amigable, el cual no era comparable con las caras que teníamos Héctor y yo, debido a la situación.

Me despedí de Liv, ya que esta debía llegar rápidamente a su hogar. Luego de aquello los 3 íbamos en un total silencio, caminábamos por los pasillos mientras pensábamos cual sería la razón de tal escándalo.

Estábamos cerca de llegar a las oficinas, cuando nuestra inspectora apareció nuevamente, vi como esta la hablaba a Marc, no era lo suficientemente fuerte para oír.

-Denme 5 minutos, y luego pasaran- Nos decía con una sonrisa mientras llevaba a Marc consigo, no podía estar más extraña de todo lo que sucedía. Héctor y yo, nos limitamos a asentir.

Como ninguno de los dos hablaba, era una situación algo tensa. Ambos teníamos conflictos que resolver, pero no está segura de que este fuera el momento. Mi respiración cada vez se agitaba más.

-Marc es su hijo, no te confundas tanto- Al oírlo decir aquello, mi cara cambió a una de sorpresa total, era increíble que no hubiera notado con anterioridad las cosas similares.

-Es algo nuevo, no lo había pensado- Le dije mientras intentaba mirarlo, este respondió inmediatamente con una carcajada, las cual no comprendí.

-¿Piensas, tonta?- Y ahí estaba, el idiota que golpeó a mi amiga el primer día de clases, su actitud molesta no evolucionaba nada. Y solo gire los ojos para no agrandar más el problemas.

-Solo estoy jugando- Me respondí Héctor al ver que su broma, no había sido de mi agrado. Talvés si, pero no era necesario demostrar aquello.

-No me hablaste en toda la clase- Hable sin pensar, pero tampoco estaba del todo arrepentida, en el fondo si deseaba una respuesta.

Al parecer mis palabras también habían creado movimientos dentro de Héctor, ya que este aún que ni por segundos dejo de mirarme, no respondió. Al menos no de inmediato. Fue incomodo pensar que talvés mi pregunta fue estúpida. Dejé de mirarlo de inmediatamente.

-Ayer quizás fui muy molesto, o hice cosas que no debí. No quería darte más razones para que pienses que soy un imbécil- Me respondió este, su rostro suave y calmado, hizo que sus palabras derritieran mi corazón, la forma en la que sus ojos denotaba sinceridad, no creaban más que increíbles y positivas emociones desde mi ser.

-No creo necesitar más razones para llamarte idiota- Ambos reímos al escuchar mi comentario con sarcasmo, ya que de cierta forma tenía razón, era un idiota. Pero un idiota que me estaba haciendo sentir demasiado.

Nuestras miradas se conectaron, y pude entender la comodidad y comfortabilidad que esta me otorgaba. Los segundos por un instante se congelaron en el tiempo, y en ese momento la Tierra sólo orbitaba hacia un punto, un punto que yo anhelaba.

Dejamos de observar nos en el instante en el cual nos llamaron a entrar a la oficina, ninguno de los dos se veía incómodo con lo sucedido con anterioridad. Desearía saber que pensaba Héctor con respecto a aquello. Quizás para el no significaba mucho.

Héctor:

Estábamos entrando a la oficina, mi cuerpo estaba como siempre, pero mis sentimientos era un revoltijo de todo. No tenía claro nada en ese momento, hace unos instante, no podía dejar de apreciar y anhelar a Aria. Sus bellos ojos, sus pómulos, sus labios. Dios estaba realmente perdido y sumido en esos pensamientos.

Al entrar, pude ver nuevamente a Marc, el cual ya estaba sentado cerca del escritorio. Se veía feliz y animado, lo agradecía ya que del contrario, esta pequeña reunión podría tener motivos negativos.

Pero cuando gire levemente me vista, pude divisar a nuestro entrenador, Brandon, además de ser quien nos prepara en el deporte, es padre de Aria, ahora si que estábamos jodidos.

-Hola Héctor, venid tomad asiento. Hola pequeña- Nos decía Brandon a Aria y a mi. Su actitud debiese calmarme, pero estaba muy confundido y aquello me estresaba.

Marca, Aria y yo, estábamos sentados frente a la madre de Marc, y el padre de Aria. No sabía que pensar, no veía del por qué podríamos estar juntos acá los cinco. Hasta que Brandon dejó un pequeño sobre, arriba de la mesa.

-Venga chicos, pareceis haber visto un fantasma, vengan vengan- Nos decía este mientras se reía, supuso que la que más dudas tenía era Aria, ya que fue la primera en tomar aquel sobre.

Marc y yo nos inclinamos hacia esta, ya que era quién estaba en medio de ambos. A medida de que sus delicadas y finas manos desprendían el pegamento del sobre. Mi cuerpo no podía ponerse más ansioso. Y mi rostro junto al de Marc y Ari, no podía cambiar más al ver de que trataban las fotos que ahí habían.

Eramos nosotros 3, fotos tomadas haces años, eramos apenas unos bebes aprendiendo a caminar. Apreciaba cada una de las fotos, y el como era posible de que estas existieran.

Aún que ambos adultos no comentaban absolutamente nada, solo miraban felices nuestra escena escarbando en el pasado.

De un momento a otro, Aria empezó a separar todas las fotos, así podríamos apreciarlas aún más. Mi vista se dirigió fijamente a dos en especial, la primera era solo de Marc y Aria. Mi mejor amigo, dormía cómodamente en el hombro de una niña muy sonriente. Era una escena realmente tierna.
Por otro lado estaba la segunda foto, no había duda de que éramos Aria y yo. Esta se inclinaba hacia mi rostro y cuerpo mientras yo la sostenía.

Me reí al ver aquella escena, pues comparado a lo que pasaba actualmente era increíblemente diferente.

Vestía un vestido rosa muy lindo y adorable, pareciera estar disfrazada. Era una foto la cual apreciaría cada instante en el que pudiera.

-Miren esta- Nos dijo a ambos Marc mientras reía. En sus manos sostenía un foto de nosotros tres. Supuse que era en la festividad de Navidad, ya que estábamos caracterizados. Eramos tan solo tres niños pequeños conviviendo.

Aún que ver aquellas fotos era increíble. Necesitábamos cierta explicación del por qué existían. Me volte a mirar a Brandon, esperando que este entendiera mi confusión.

-El día en el que fueron a probarse al Barcelona, tenían caras cercanas. No los reconocía al instante ya que el tiempo ah pasado volando, pero el día en el que vine al intituto, vi a tu madre Marc. Y la reconocí al instante- Mientras nos contaba el por qué de todo aquello, fui recordando el día del entrenamiento, y tenía razón, desde el minuto uno nos observaba con extrañes.

-Nuestras familias eran muy cercanas hace algunos años. Aria, tu madre era amiga de Lucía, la madre de Héctor- Aún que el padre de Aria seguía hablando, mi vista se dirigió a Aria, pude notar que desde el nombramiento de su madre esta permaneció incomoda.

-Pásalos algún tiempo juntos, pero tenían menos de 5 años, los recuerdos son frágiles, ahora lo saben- Ahora podía entender más las cosas, estaba más claro y era impresionante aquello.

Marc junto a los dos adultos seguían hablando, pero constantemente mi mirada se dirigía a Aria, aún se veía desconcertada. Cuando mi mirada bajo pude ver que esta ni siquiera dejaba de mover su pierna. Estaba inquieta.

Ambas manos las tenía sobre la mesa, así que lentamente baje una, para que aquella acción no se hiciera tan presente. Cuando ya la había logrado bajar, toque la pierna de Aria. Quién de inmediato paro lo que estaba haciendo.

No la mire, no la quería incomodar, pero calcule muy bien el hecho de hasta donde tocar. No deseaba faltar le el respeto, y mucho menos que lo mal interpretará, solo deseaba que se calmara.

Still Young - Héctor Fort Donde viven las historias. Descúbrelo ahora