Still Young - Héctor Fort

𝑀𝑜𝑣𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑎𝑔𝑢𝑎𝑠

Héctor y yo habíamos acabado con nuestras acciones anteriores para empezar a alistarse. Los chicos ya estaban llegando, y encontrarnos en una situación como la anterior sería bastante incómodo.

La puerta de abajo había sonado, provocando que Héctor bajara mientras yo me observaba en el espejo. Una sensación extraña recorrió mi cuerpo, como si algo malo se aproximará.
Jamás había tenido una sensación tan extraña, y aquello solo causaba temor en mi.

Mis pensamientos abundaron mientras observaba un collar de plata quede colgaba en el estante, recordaba exactamente quien me lo había regalado, mi madre.
Tenía un gusto particular, y cuando mi mirada quedó en aquel objeto mis pensamientos solo fueron peores.

Si alguna vez sentiste miedo, sin saber que se aproximaba, supongo que estamos en el mismo barco.

-Ara, ¿todo bien? Los tíos esperan abajo amor- Me indicaba Héctor mientras miraba desde la puerta abierta de el baño. Su rostro denotaba confusión, al igual que algo de preocupación. No deseaba que mis pensamientos arruinaran lo que sería una gran noche. Limite a asentir mientras lo abrazaba.

-¿Segura? Hay una sorpresa para ti abajo, cierta chica que tiene enamorado a mi amigo, si pudo venir hoy- Las últimas palabras de Héctor mientras me abrazaba, fueron suficiente para que mi alegría pareciera, y ciertas preocupaciones fueran dejadas de lado.

Escuchaba la voz de Liv en el primer piso, mi emoción fue inmediata y no pude contenerme. Dejé un beso en la mejilla de Héctor para bajar con rapidez los escalones, para al fin poder ver a mi mejor amiga.

-¡Hola!- Dijo con entusiasmo Liv mientras corría a abrazarme. Correspondi de inmediato a la acción de mi amiga, creando un fuerte abrazo. Como si aquello me resguardara.

-Vamos vamos, ya es bastante tarde- Agregaba Cubarsí mientras abría la puerta de mi casa. Sin duda sería una noche increíble, y ojalá aquello sirviera para alejar tales sensaciones que invadían mi cuerpo y mente.

Solo éramos cinco chicos, adolescentes. Caminando por las calles de España mientras dejábamos nuestros miedos atrás, o quizás simplemente escapabamos de ellos. Cuando eres jovén te crees dueño de el mundo, y nadie podría interferir en ello, nuestro mundo es único. Aún que pienses que jóvenes y adultos vivimos en el mismo, estás muy equivocado.
Los jóvenes jamás podríamos pensar como adultos, nuestra mente aún vive en inocencia, y nuestros momentos serán memorables, por que aún somos mentes libres.

-Dale tío, que pensé que tenias más fuerza- Le decía con sarcasmo a Cubarsí mientras el intentaba abrir la puerta de el lugar abandonado al que íbamos, mi comentario ocasionó que todos los presentes rieran.

-Si le pego más fuerte haré ruido, no quiero que salga alguien a matarnos- Finalizo por decir este mientras abría la puerta casi rompiéndose. Fue el primero en entrar, mientras encendía una de las linternas que habíamos traído.

-¿De quien fue la romántica idea de venir acá?, digo, siento que encontraremos a un muerto antes que salir- Indicaba Liv mientras encendía una linterna y apuntaba los lugares oscurecidos de el lugar. Aún que nadie respondió y solo nos miramos entre si, era obvio que la idea había sido de Cubarsí.

Nos encontrábamos en un gran lugar plagado de grandes árboles, en verdad no podría segurar si sus colores eran claros u opacos, ya que la oscuridad invadía el lugar. En medio de el gran terreno se encontraba la casa que estábamos explorando.
Supuestamente era una casa abandonada, así que no deberíamos de asustanos con nada en especial.

Cubarsí iba al frente mientras observaba el lugar, Liv y yo tomábamos nuestras manos como seguridad, y también para guiarnos, el lugar era enorme, pero estaba en tan mal estado que podríamos tropezar en cualquier momento.
Luego estaban Marc y Héctor, quienes venían grabando o tomando fotos de las cosas que poseía el lugar.