15
Seis años, cinco meses y dos días
Mini maratón 2/2 :)
—Esta no es.
La voz de Lila comenzaba a molestar más de lo habitual, habíamos estado en más de diez estaciones y cada una era peor que la anterior, pero ninguna era la nuestra, la frustración comenzaba a apoderarse de mí.
—Te dije que no era buena idea —solté.
El tren se detenía y avanzaba, así un montón de veces durante lo que conté.
—¿Un año?
—Si Lila, un año —afirmé.
Hoy se cumplía un año desde que estábamos atascados aquí, salimos de nuevo a la estación y de inmediato supe que no era la nuestra, así que volvimos a entrar, ya perdía la cuenta de cuanto tardaba el maldito tren en detenerse, solo quería regresar a casa y ver a mi novia.
—¿Crees que Vera me extrañé? —dudé.
Lila me lanzó el mapa a la cara.
—Supongo que está feliz de haberse deshecho de ti —aseguró.
Me tapo la cara con el mapa y le saco el dedo medio, mientras esta porquería empieza a detenerse, las horas parecían eternas, las estaciones cambiaban, pero al final ninguna era la nuestra por millonésima vez, o simplemente estaba peor que la anterior.
—Bájate de ahí, idiota—me burle.
Lila se había colgado de uno de los tubos del tren, supongo que por aburrimiento.
—Suenas como yo con mis hijos —soltó.
Pasan las estaciones otra vez, pero ya han pasado meses de que si quiera con mirar el maldito banco de afuera sabemos que no es la nuestra, aun así, a veces salimos a explorar para dejar de ver estos malditos asientos diario durante mucho tiempo.
—Yo te dije mil veces que no era esta estación —gritó Lila.
Me burle de ella, ya lo sabía, pero hace meses que no mirábamos a fuera.
—Está marcada aquí en el mapa —me mostró mientras entrábamos de vuelta al tren.
—No pasa nada si salíamos de aquí, además que no sabía que íbamos al oeste —respondí.
—¡No es mi culpa! —exclamó.
La frustración se había vuelto nuestra compañera de viaje durante estos dos años, incluso en algunas estaciones ya teníamos algunas cosas para poder sobrevivir, como fogatas y mantas de periódico.
—¿Gustas? —dice Lila mientras me ofrece un pedazo de rata azada.
Me acerca el pedazo a la boca y muerdo aguantando las náuseas, era eso o morir de hambre y yo si quería llegar a mi boda. Las líneas temporales iban cayendo una a una entre equis y rayones que Lila le hacía al mapa, yo llevaba la cuenta del tiempo y ella que estaba segura de entender las rutas tachaba las estaciones en las que estábamos.
Busco con la mirada y veo que Lila tiene algo en sus manos, es una máquina expendedora de chicles.
—Al menos no son ratas —murmure con algo de felicidad.
Me da uno y de inmediato me lo llevo a la boca al igual que ella que parece una niña feliz de encontrar dulces, su sonrisa me hace reír a mí y ambos nos burlamos del otro. Aunque al llegar al tercer año, ambos estábamos sucios de todos lados y ni hablar del cabello, era un completo y asqueroso desastre.
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Sempiterno.
Teen FictionSi algo está destinado a ser, será. Si hay algo que tenga que pasar, pasará. No podemos cambiar el pasado, porque dañariamos el futuro, no podemos cambiar el futuro, porque dañariamos el presente. Y, ¿qué pasa si ya no hay una solución? ¿Qué pasa c...