6. ' Papá Hargreeves a la vista '

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Papá Hargreeves a la vista.

—¿Te dejó sola?

Viktor era el único que se había interesado en mí desde que los encontré, Allison miraba con desconfianza a todo el mundo y Luther estaba fascinado mirando las cosas que había en un montón de chatarra.

—Me engañó para librarse de mí —aseguré.

Viktor aplana los labios y me pasa un brazo por lo hombros.

—¡Esto es un tesoro! —exclamó Luther.

Tal vez donde yo veía chatarra, él veía reliquias.

—Luther, ahora no —lo reprende Allison.

Me alejo de Viktor y me acerco a ella, lleva varios minutos mirando a todos con desconfianza.

—¿Qué pasa?

—Es como el aplique que destruyó Lila.

Un grupo de personas se detiene frente a nosotros y nos mira con cara de odio, parece que no les gustan mucho los turistas.

—Chicos —nos llama Viktor.

—Creo que será mejor irnos ya —afirmé.

La gente comenzaba a vernos raro y muy fijo, esto no estaba bien.

—¡Vámonos de aquí! ¡Ahora! —gritó Viktor.

Corre hacia nosotras y de inmediato comenzamos a correr hacia el lado contrario, tres disparos seguidos se escuchan detrás de nosotros y por instinto nos agachamos, aunque eso no detiene el arma. Viktor se levanta y no duda en utilizar sus poderes mientras nosotras nos alistamos para correr, nos alejamos de ahí, pero los disparos ahora se escuchan por todo el maldito pueblo.

—¿Qué demonios está pasando? —preguntó Viktor mientras corríamos.

—¡Es una maldita trampa, se los dije!

—¡No estamos para recordatorios!

Diego.

—¡Se los dije!

—¡Corre por tu maldita vida y cierra la boca!

De repente todo el pueblo estaba armado y disparándonos a matar.

—¡Seguro fue Sy! ¡El tintorero nos engañó!

Los disparos nos pasan rosando, si no nos movemos rápido nos van a matar.

—¡Lila usa tus láseres!

—¡Eso intento!

Me tiro detrás de la estatua del pueblo, al menos me cubre algunas balas, pero ellos están tirando a matar y no van a descansar hasta conseguirlo, busco a Lila con la mirada y está a unos metros de mí, escondida detrás de una tienda de suéteres.

—¿Dónde está Five?

—¡No tengo idea!

¿A estos hijos de puta no se les acaban las balas o por qué no dejan de disparar?

Lila está gritando y sé que la frustración se está apoderando de ella.

—No temas. Yo iré hacia ti ¿de acuerdo? —trato de sonar lo más calmado posible.

—No, quédate. Yo voy hacia ti —contradijo.

—No, tú te quedas. Yo voy —ordené.

—¡Deja de decirme que hacer!

Sempiterno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora