18. ' Sueños que no se cumplieron '

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Sueños que no se cumplieron

—Es precioso.

La voz de Vera me atormenta mientras bajo las escaleras, sacudo la cabeza intentando sacar la imagen de mí poniéndole el anillo de compromiso, un compromiso que jamás se a completó.

Termino de bajar las escaleras e ilumino con la lámpara algunos cables que cuelgan en el techo de la estación, jalo uno de estos con ambas manos y las chispas de la corriente no se hacen esperar, doy un salto hacia atrás evitando que me caigan en la cara y la lámpara se me sale de las manos.

—Mierda —musite.

Había caído cerca de las vías del tren por lo que pude notar, así que de un salto bajo y encuentro la lámpara ahí, mis ojos recaen en una pequeña caja de electricidad, que al parecer puede tener buenos cables para armar, ilumino esa caja y abro un poco los ojos al ver que hay algo más, tomo el pequeño libro y lo pongo en el suelo para ojear un poco lo que sea que haya dentro. Frunzo el ceño al reconocer algunos escritos que hay ahí.

—Es mi letra —admití.

Sigo ojeando cada página y veo varias de las estaciones dibujadas aquí, conforme más leo, más cosas se arman entre sí.

—Mierda —murmure.

Había estaciones encerradas en rojo que no me daban buenas señales.

—Es el camino de vuelta —acepté.

Doy la vuelta a la siguiente hoja y veo el tren dibujado a la perfección, mientras más líneas de tiempo están remarcadas como importantes en mi camino.

—Lo encontré —murmuré—. Es el camino a casa.

Escucho los pasos de Lila venir de las escaleras y mis ojos recaen en el libro, me debato entre decirle o no, y prefiero guardarlo en mi mochila para fingir demencia.

—¿Five? —me llamó ella.

—¡Estoy aquí! —anuncie.

Salgo del escondite y le dedicó una pequeña sonrisa.

—¿Encontraste algo? —preguntó.

—Nada —mentí y ella avanza hacia mí—, ten cuidado —advertí mientras se acercaba al cable.

—¿Quieres buscar por allá? —sugiere y señala el otro lado de la estación.

—Claro, buena idea —acepté.

Salgo de las vías y ella me ayuda a subir a su lado, me da la mano y la recibo con gusto para pasar entre los escombros. Después de recorrer un poco y encontrar lo necesario para próximamente hacerle un collar a Lila decidimos regresar a casa.

Estos meses a su lado me he dado cuenta que nunca he sido más feliz de lo que lo estoy siendo ahora, incluso decidí olvidarme por completo del maldito libro, los días con ella ya no son grises ni nublados, nuestra casa huele a fresas y tenemos citas románticas todas las tardes, no cambiaría eso por volver a casa.

⏲ ⏲ ⏲

Era hora de cenar y moría por tomar un buen café, Lila deja la taza frente a mí y no dudo en darle un pequeño sorbo, la miro y veo esa sonrisa de nervios que tenía cuando yo le regale algo, aunque también veo que tiene ambas manos detrás de su espalda.

—¿Qué escondes? —dudé.

—Sé qué quedamos en no dar regalos, pero —ella me muestra un collar que, a mi parecer, es precioso— ¡taran!

Sempiterno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora