⛸️Capítulo 26⛸️

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Adiós, Fabrice.

Kenzie

Me preocupa mi relación con Fabrice, él está muy extraño conmigo. Apenas me mira o toca, evita mirarme, hablarme, y... me duele porque lo amo. ¿Hice algo malo? ¿Dije algo...? ¿Por que actúa así conmigo? No lo entiendo, necesito saber el por qué esta tan extraño desde que desperté. Por eso que, cuando estoy recién duchada, vestida y acostada en la cama del hospital, le pedí a Nana que me hiciera el favor de hacer que Fabrice entre a la habitación. Lo hizo después de unos minutos, no me agradó el ambiente que se formó al estar solo los dos, como si fuera una extraña para él.

¿Dónde está el hermoso francés del que me he enamorado?

—Hola —su tono de voz sonó algo cansado, caminó hasta ponerse delante de mi. Me mira con seriedad, algo que no es muy visible en él.

—¿Qué sucede? —fui directa, ocultando lo mucho que me duele esta situación —. Desde que desperté hace una semana has cambiado conmigo, ya ni me miras como antes, o me abrazas, o me sonríes... ¿qué ocurre, cariño? —se quedó en silencio unos segundos.

—Sabes que te amo, ¿no? —se me apretó el pecho porque algo me dice que está conversación será la última que tendremos como parejas.

—Yo también te amo...

—No. Déjame hablar, ¿si? —termino por asentir, sin comprender nada —. Desde que llegué aquí, supe que las cosas no serían como antes, Mackenzie —fruncí el ceño —. Me di cuenta, de que tú y Aedus se aman aún —niego rápidamente —. Es la verdad, puedes llegar a amarme, pero en el fondo de tu corazón jamás lo harías cómo amaste al verdadero padre de tu hija. Y está bien, ¿vale? Yo sabía en donde me metía, no me importó. Sin embargo, no puedo seguir aferrándome a algo que no será realidad, no puedo ser un egoísta y pedirte que me ames como yo te amo a ti.

—Fabrice...

—Estoy tan agradecido porque me hiciste parte de tu familia, a pesar de que yo jamás tuve una, tú me hiciste feliz al incluirme en ella, Kenzie —mis ojos se aguaron de una vez, no quiero que él me deje. Tomó una bocana de aire —. Sigues amándolo, y no está mal porque fue tu amor verdadero, me lo contabas con una hermosa sonrisa llena de tristeza al no tenerlo a tu lado —me dedicó una pequeña sonrisa, sin dejar de mirarme —. Me duele esto, pero es lo mejor. Quiero verte feliz..,

—Tú me haces feliz, Fabrice —lo interrumpí —. Me enamoré de ti y te amo, ¿cómo no hacerme feliz? Desde que te conocí mis días volvieron a tener color, me hacías sonreír...

—Lo sé, cariño —se acercó a mi, hasta sentarse sobre la cama. Tomó mi rostro y limpió las lágrimas —. Llegará ese día en el que te darás cuenta que al que siempre amarás es a Aedus Barker y no está mal, Kenzie —niego varias veces con la cabeza.

—Yo te amo es a ti, no a él...

—Te conozco, uno no manda en el corazón. Lo amas, solo que aún no te das cuenta que todo ese amor que sentiste por él sigue en tu corazón —nuestras miradas conectaron, sus hermosos ojos azules lucen cristalizados —. Yo seré feliz al verte con el hombre al que en realidad amas, ¿de acuerdo? —intento decir algo, pero él vuelve a hablar —: ustedes se aman, él te ama a ti.

—No, él no me recuerda...

—Pero se volvió a enamorar de ti por segunda vez, sin recordarte del todo. Eso es amor verdadero, y eso es lo que yo quiero para ti —acaricia mis mejillas húmedas por las lágrimas —. De verdad gracias por estos tres años en los que estuvimos juntos, me enseñaste a amar y a poder sentir lo que es estar dentro de una familia —sollocé porque me duele perderlo —. Voy a dejar que tu misma te des cuenta de que amas a Aedus.

Always stayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora