Padre, madre e hija
Aedus
La prensa se volvió más loca cuando se dió la noticia que Addison es mi hija y de Kenzie, al ir reconocer a mi hija como mía, todo el mundo supo. Me lo esperaba si soy sincero, pero no iba a seguir permitiendo que creyeran que Addison era hija del Fabio o de Sarahí.
Addison Barker.
Si, ya tiene mi apellido. Ella estaba muy feliz, Kenzie solo se mantuvo callada en el proceso. Quisiera recordarla, pero ahora no puedo. Recuerdo una que otras cosas, pero no todo de lo que supuestamente viví con ella.
—¿Eres boxeador, papi? —salí de mis pensamientos al escuchar la delicada voz de Addison en los asientos de atrás con máxima seguridad.
Su madre está a mi lado de copiloto, yo voy tranquilamente manejando mi camioneta negra deportiva. No podía usar mi Lamborghini con mi hija a bordo, es una falta de irresponsabilidad de mi parte.
—Si, pero tengo tiempo que no estoy en una pelea profesional —le respondí en tono bajo.
—¿Eras el mejor? —ladeé la cabeza para ver esos ojos esmeraldas que heredó de mi.
—Era no, sigo siendo el mejor —aclaré, guiñándole el ojo. Me sonrió con complicidad —. Tengo que ir a mi penthouse por algo importante —avisé —, ¿no te molesta? —miro a Kenzie, ella negó sin mirarme —. De acuerdo.
Ha estado muy callada, no sé qué le pasa. Tampoco puedo presionarla a qué me cuente, la miraba de reojo en todo el camino. Addison se la pasó mirando por la ventana.
Para cuando llegamos a mi penthouse, afuera hay muchos paparazzis. Al estacionar, me bajo del vehículo para sacar a mi hija y llevarla en mis brazos. Addison escondió su rostro por mi cuello, se asustó un poco por los paparazzis. Kenzie bajó de la camioneta, tomando su bolso. Me acerco a ella y entrelazo nuestras manos, se tensó.
Los tres entramos al edificio, ignorando los gritos de los paparazzis. Le di un asentimiento de cabeza al de recepción, caminé con Mack a mi ascensor privado, presiono el botón y este comienza a subir.
Addison me miró, sigue en mis brazos. No quiero soltarla.
—¿Por qué hay muchas personas, papi? —pregunta, extrañada.
Papi.
Por un momento eso último me deja unos segundos en silencio, logra causar algo en mi. Mack me suelta la mano y suspira.
—Porqué son unos chismosos, Addison —logro responder, ella ríe bajo.
Las puertas se abrieron, Mack salió primero y después yo con nuestra hija. El penthouse está solo, Mike debe de estar con su madre e hermana.
Dejo a Addison en el suelo, ella mira todo con curiosidad. Mack está como una estatua, no se mueve ni tampoco hace nada. Fruncí el ceño, incrédulo.
—Es muy grande —murmuró Addy.
Me acerqué a ella.
—Vivo aquí con el tío Mike —le menciono.
—¿Ustedes solos? —asiento —. ¡Es gigantesco! Parece un castillo, papi —sonreí.
—¿Estás bien? —le pregunto a Mack que pegó un respingo, me miró.
—Si, solo estaba pensando —hizo un gesto, restándole importancia. Caminó hacía Addison.
—¿Has estado aquí, madre? —le pregunta ella.
—Si, antes vivía aquí —eso llamó mi atención.
Me acerqué mejor a ellas, mis ojos se clavaron en Mack. Nuestra hija mira los cuadros que cuelgan de la pared.
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Always stay
AcciónSEGUNDO LIBRO DE LA BILOGÍA STAY "Siempre sufriremos en el amor" Mackenzie ahora es la mejor patinadora del mundo, ganando premios a cada competencia a la que va. Ella cree estar feliz..., pero sigue sintiendo que le falta algo que se rompió cuando...