⛸️Capítulo 24⛸️

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Coreografías y disparo

Aedus

—Eres un idiota —se quejó al bajar de mi Kawasaki Ninja 1000, la miré por encima del casco. Esta mujer es tan elegante que enamora. Me termino por quitar mi casco y bajo, lo dejo sobre la moto igual que el de Mack, ella está acomodándose su cabello —. ¿Qué es este lugar, Aedus? —preguntó mirando el césped verde con árboles por todos lados.

—Es una especie de bosque, algo así. Descubrí algo, ven —tomé su mano y la llevé conmigo, camina quejándose de que se ensuciará y que sus tacones no sé qué. Nuestra hija es idéntica a su madre, muy fresas en todo. Bajamos a una pequeña colina, pero Mack se tropezó —. ¿Estás bien? —rodeé su cintura con uno de mis brazos, ella asiente, tomando distancia y recuperando la postura.

—¿A dónde vamos? El lugar es hermoso, pero no entiendo...

—Shhh —puse dos dedos sobre sus labios, sentí lo suaves que son, me hicieron tragar grueso. Como me lo esperaba, me da un manotazo y se aleja más, caminando por si sola. Ruedo los ojos y la sigo. Pasamos un pequeño lago sobre un puente de madera, luego la detuve tomando su muñeca derecha —. Mira ahí —le indico, siguió mi mirada.

—Oh, Dios —se tapó la boca con la mano derecha —. ¡Son tulipanes! —se aleja de mi para bajar otra pequeña colina donde hay sembrados unos cincuenta tulipanes rosas. Parece que no le importó llevar tacones ahora, corrió muy contenta. Sonreí de lado, siguiéndola —. ¡Hay demasiados! —exclama, arrodillándose para tocarlos y olerlos —. Espera... —hace una pausa para verme, confusa —, ¿cómo sabes qué me gustan los tulipanes? ¿Y cómo sabías de este lugar?

—Esta parte la encontré por la mañana, quería despejar la mente y caminar, me sorprendió encontrarlos aquí sembrados y sanos. Y claro que sé que los amas —se pone de pie, trae su bolso en la otra mano.

—¿Cómo? Se supone que no recuerdas nada que tenga que ver conmigo... mejor, olvídalo —dejó de mirarme, el sol justo pegó en sus ojos, el azul oscuro brilló, sus mejillas enrojecidas también —. Gracias por esto, lo aprecio mucho, Aedus.

—No hay de qué. Lo necesitabas, ¿no? —asintió sin mirarme.

—Tengo que traer a nuestra hija aquí, aunque sus flores favoritas son las Peonias —me dice con una sonrisa, me quedé mirándola unos segundos.

—¿Puedo ir a verte patinar? —le pregunto, cambiando de tema. Mack me miró.

—Si quieres, irán casi todos —suspiró, sin dejar de apreciar los tulipanes. Mi mirada bajó a sus manos.

—¿Dónde está el anillo esmeralda que traías desde el día que nos vimos? —no entiendo por qué me molesta que no lo cargue.

—Lo guardé, ya no significaba nada —es su repuesta seca, apreté los labios.

—¿Ya no significó nada?

—No, ya no, Aedus.

El miedo comenzó a consumirme por el hecho de que ella deje de sentir algo por mi, así sea mínimo.

⛸️

Mack hoy patinará, todos vinieron para verla sobre la pista. Addison está contenta, no deja de decirme que ama ver a su madre patinar, ya que es algo que ama también. Tomé asiento en la última fila de arriba junto con mi hija y Sarahí, Justin, Red, Mike y Cole. Los demás están en las otras, mi hija a mi lado suspiró.

—Yo quiero ser una gran bailarina, papi —me dice con los ojos brillosos.

—Lo serás, ¿quieres entrar a una academia de ballet? —me miró.

Always stayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora