Tener que renunciar al amor de tu vida por aquel que consideras tu hermano.
Esa era la más difícil decisión de Moisés, tenerla tan cerca y a la vez tan lejos. . .
Tenerlo tan cerca y no poder estar junto a el, sus sentimientos la consumían, el e...
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La recuperación del príncipe Moisés fue recibida y celebrada con una gran recepción en la sala del trono ordenada por el propio faraón Seti. Aquel príncipe que que estuvo a punto de morir ahora gozaba de una gran salud. Los elogios, admiración y miradas de las nobles egipcias hacia el nieto del rey no faltaron, pero en su corazón solamente estaba ella, solamente moraba Nefertari, la mujer de su vida.
Miradas de complicidad entre los enamorados se reflejaron al instante, necesitaban estar los dos solos sin ninguna compañia o ruido de la recepción. La acción fue notada de inmediato por el hijo del rey, los celos lo abundaban inmediatamente, pero sabía que no podía hacer nada, Nefertari no lo amaba, solo le quedaba resignarse ante el amor de sus dos mejores amigos . . .
— Finalmente lejos de todo ese ruido — dijo al rodearla con sus brazos plantando un beso en los dulces labios de su amada.
— ¿Por acaso a mi príncipe no le agradan las fiestas? — dijo con una risita.
— No con tanta gente presente, prefiero estar contigo — le dedicó una sonrisa.
— Aquellas mujeres no perdían el tiempo contigo — dijo disgustada provocando una pequeña sonrisa de risa en el príncipe.
— ¿Acaso estás celosa? — la cuestionó al sonreír.
— ¿Celosa yo? Por Isis no... — antes de que pudiera terminar había sido sorprendida por un beso. Los labios de Moisés la besaban con tanto anhelo y deseo creando un apasionado beso sin fin, la falta de aire los había hecho parar, dulcemente sus frentes se unían entre una tierna sonrisa, sus ojos transmitían todo el amor que se sentían el uno al otro.
— Cierra los ojos — susurró en su oído, una sonrisa se creo en el bello rostro de Nefertari haciendo caso a las palabras de Moisés. Antes de que pudiera abrirlos el yacía hincado ante ella, sus ganas de llorar venían cómo rayo.
— Nefertari te amo desde niños, no imagino mi vida sin ti — sus palabras habían provocado que los lindos ojos marrones de su novia se cristalizaran, un suspiró emanó de ambos, se podía ver la felicidad en su rostro — Quieres casarte conmigo — y solamente esas palabras bastaron para decir un Si de la boca de Nefertari, no era cualquier "si”, sus vidas estarían apunto de cambiar sin imaginarse lo que estarían apunto de enfrentar.
