Tener que renunciar al amor de tu vida por aquel que consideras tu hermano.
Esa era la más difícil decisión de Moisés, tenerla tan cerca y a la vez tan lejos. . .
Tenerlo tan cerca y no poder estar junto a el, sus sentimientos la consumían, el e...
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— ¡Alejate de mi mujer!.
— ¡Por los dioses Moisés, controlate hijo!. — intercedio el general Disebek.
— ¡Miserable, cómo te atreves a golpear al hijo del rey! — exclamó furioso Ramsés.
— ¡Hijo pero no su heredero! — refuto con coraje el hijo de Henutmire.
— Sigue alardeando todo lo que quieras, pero nunca volverás a tener a Nefertari de vuelta ni mucho menos ahora que te casaras con Maya — río sin temor a recibir otro golpe por parte del futuro rey.
— ¡Ya basta los dos! — exclamó Disebek alejando a ambos príncipes.
— Ahora si me permiten tengo que planear el cómo invitar a salir a mi futura esposa. — dijo Ramsés con una sutil risa, pero esto solamente provocaba mucho más la ira en Moisés.
Sus palabras llenas de razón lo carcomian por dentro, sabía que le había fallado a Nefertari, dejándola de lado por Maya, sus actos no eran justificables, habia rotó un corazón y no era cualquiera.
Aquella niña con la que había compartído toda una infancia y juventud la perdía con el paso de días, cada segundo era mortal.
— Moisés hijo te estoy hablando. — habló el general sacando de sus pensamientos al heredero del rey.
— Disculpa papá...es sólo que... — titubeo.
— Aun amas a Nefertari, verdad?. — preguntó Disebek.
Solo bastó una mirada de Moisés para confirmar las palabras de su padre.
— Es inevitable no amarla, ella es..
— Lo se hijo, lo se. Pero ahora tu estas comprometido con la hija del sumo sacerdote — agregó haciendo soltar un suspiro de agobio en su hijo.
— No puedo evitarlo papá, amo a Nefertari así cómo también amo a Maya. — dijo al llevar sus manos sobre su rostro.
— Entiendo hijo pero mira el lado positivo, cuando seas rey podrás casarte con quien tu quieras y hacer a Nefertari tu segunda esposa.
— El problema es que no quiero perderla, no le dejaré el caminó libre a Ramsés. — refuto al cruzarse de brazos.