Tener que renunciar al amor de tu vida por aquel que consideras tu hermano.
Esa era la más difícil decisión de Moisés, tenerla tan cerca y a la vez tan lejos. . .
Tenerlo tan cerca y no poder estar junto a el, sus sentimientos la consumían, el e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cada día que transcurria hacia que faltara cada vez menos tiempo para la llegada del sumo sacerdote Siamon de Guaset y su hija.
Seti había preparado grandes planes para su nieto, planes que serían el futuro de su nación y el fruto de un egipto próspero y más poderoso. La caravana del alto egipto finalmente había arribado a Pi - Ramses, anunciando consigo la ansiosa llegada de los invitados de su rey.
Pero no para todos sería una llegada alegre. Preocupación, miedo y tristeza emanaba sobre la amada del príncipe Moisés.
¿Qué sería ahora de su relación con su príncipe tras la llegada de Maya?.
Y fue así que una gran fiesta en honor a los invitados yacia comenzada en la majestuosa sala del trono, todos tenían curiosidad de cómo sería la prometida del príncipe. Sin duda los nervios recorrían todo el cuerpo del heredero del rey. Moisés no quería esa unión, no la aceptaba y Seti lo sabía y mucho más sabiendo que su corazón siempre estaría al lado de Nefertari.
- Por Isis hijo deja de dar vueltas y trata de controlarte - habló ansiosa la princesa Henutmire.
-¿Y cómo hago eso mamá? Que hago para que mi abuelo acepte de una ves que no quiero este compromiso - refuto en voz baja.
- Lamentablemente mi padre no desistira de esta unión querido, ahora controlate que ahí viene tu abuelo - lo alertó al dedicar unas sonrisas a sus reyes.
- He aquí a mi heredero - dijo orgulloso al abrazarlo. - Moisés este será uno de tus tantos días gloriosos hijo, siéntete bendecido por los dioses.
- Lo estoy mi soberano, creame que agradezco y valoro todo lo que ha hecho por mi - le sonrió.
- Lo mereces hijo, lo mereces - sonrió con orgulloso para después guiar sus pasos rumbo a su gran trono dorado.