in between | James Potter

25

Estaba tratando de recuperar mi aliento después de 15 vueltas corriendo y una jugada demasiada difícil para mi.

—¡James! Esto es una práctica, no la final del mundo.— solté.

Potter frunció el ceño. —Si no sigues practicando no podrás entrar al equipo.—

Rodeé mis ojos. —¡¿Por qué rayos te estás comportando así?!— me enojé. —Aparte, entrenamos todos los días, siempre es lo mismo contigo. No me extraña que algunos del equipo se estén cansando de esto.—

—¿Oh si?— elevó su voz. —Ni siquiera eres parte del equipo y ya te estás quejando. Estar en este equipo es dar lo mejor de ti mismo.—

—¿Estás diciendo que no estoy dando mi mejor esfuerzo?— dije ofendida. —¿Por qué no soy lo suficiente bueno, o por qué simplemente soy yo.— escupí.

—No Blake. Estoy diciendo que si te tomaras esto enserio ya estuvieras en el equipo jugando con todos. Pero parece que te conformas solo usando tu escoba.—

Lo observé extrañada. —¿¡Qué demonios es tu problema el día de hoy?! El Lunes todo estaba perfecto, hasta que hoy llegas a arruinarlo todo.—

—¿Podrías callarte un puto rato?—

Abrí mis ojos enormemente. Que. Demonios.

Solté la escoba de mis manos y me gire furiosa.

—¿A dónde diablos vas?— su postura cambió rápidamente y decidí simplemente largarme furiosa. —¡Te estoy hablando Lupin!—

Rodeé mis ojos y salí del campo de quidditch. ¿Qué demonios era su problema? Dias antes habíamos tenido conversaciones larguisimas y puede que ambos coqueteáramos un poco, ¿pero hoy? Puff ni siquiera Remus se pone tan mal.

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Terminé mis tareas lo más rápido posible y me dirigí al salón de posiciones. McGonagall seguía con sus absurdos castigos por golpear a Jennifer. Iba enojada, sabía que Potter estaría ahí.

Después de su humor de la mañana, me contagió su enojo.

El salón tenía un aire obscuro y húmedo, con un olor a ingredientes viejos. Pero esta vez, no era eso lo que me molestaba, era Potter que simplemente observaba la pared como un idiota esperando a que haga todo el trabajo.

Suspiré dramáticamente. —Podrías al menos fingir que estás haciendo algo útil, Potter. No se, tal vez barrer.—

Bufo burlonamente. —¿Barrer? Por favor, Lupin.—

—¿Por qué demonios me llamas Lupin?—

—¿Ahora si hablas?— cambió de tema.

Rodeé los ojos. —¿Podrías limpiar las pociones antes de que nos metan en problemas?—

—O quizás podrías hacerlo tú.— dijo pensativo. —Ya que eres la experta en causar problemas ¿Cierto?—

Esa respuesta hizo que algo en mi se encendiera. ¿Experta en causar problemas? ¿Quien se cree? Sin pensarlo tomé una botella cercana y lance a James quien apenas logró atraparla.

—Veamos que tan bueno eres atrapando cosas, Potter.— solté.

Miro la botella con incredulidad. —¿Enserio? ¿Me lanzas pociones ahora?— sonrió traviesamente y tomó otra botella. —De acuerdo Lupin, tú lo pediste.—