SAN

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Hace demasiada calor en estos momentos, cosa que me extraña porque tengo el aire acondicionado encendido. Entonces la fuente de calor se mueve y recuerdo que estoy con Owen. Me deshago de su abrazo de oso y me siento en la cama para ver la hora en el móvil, son las cinco en punto de la madrugada.

Me levanto sigilosa y salgo de la habitación, no sin antes coger mi ropa. Me meto al baño y me doy una agradable ducha de agua fría, me cepillo los dientes y optó por recogerme los rizos en un moño. De ropa elijo unos shorts cómodos de color gris y una camiseta rosa; me pongo mis bambas y salgo del baño.

- Como se nota que te hace ilusión este viaje.

Maylen está sentada en la isla de la cocina, desayunando.

- ¿Tanto se me nota?

Me siento a su lado. Es tan temprano que aun tengo el estómago cerrado. Maylen se está tomando una taza de café y lo acompaña con una arepa de maíz. La verdad es que la colombiana se ha vestido muy guapa. Lleva su pelo medio recogido con una trenza y se ha puesto un vestido rosa palo con flores azules; y bambas. Y no me extraña, ya que en el viaje nos acompaña el padre de Adriana.

- Buenos días - Adriana aparece dé repente - ¡Caramba Juliana! Si que has madrugado.

- Vale ya chicas que si soy de madrugar...

- ¿Por qué tanto escándalo por la mañana?

Owen aparece en escena sin camiseta y con gotas de agua o sudor recorriendo sus dorso; la verdad que se ve muy sexy así.

- Oye Juliana, con semejante bombón de chocolate - Adriana no deja de mirarlo de arriba abajo -¿Cómo te pueden gustar los japoneses?

- Me gusta su cultura y sus paisajes...

- Si claro... - se burla Maylen - por eso te escuchamos suspirar cada vez que lees algunos de tus cómics...

Las tres nos reímos y Owen nos mira sin entender nada. Yo le sonrío y el me devuelve la sonrisa. Este cubano me tiene enamorada. Sinceramente si sueño con casarme algún día con él. Miramos la hora en el reloj de la cocina y nos empezamos a movilizar; el padre de Adriana no tardará en llegar a casa para recogernos.

Owen me ayuda a sacar mis dos maletas hasta el ascensor; el señor Roger está esperándonos abajo. Bajamos en silencio, aunque por dentro estamos gritando por la emoción; nuestro edificio se caracteriza por las normas de respeto entre los inquilinos y una de esas normas es no hacer más ruido de lo necesario. Salimos del ascensor y una vez estamos en la calle, gritamos emocionadas.

El señor Roger se baja del coche para ayudarnos a subir las maletas junto con Owen; cada una de nosotras lleva dos maletas. Una vez colocado todo en su sitio me despido de mi ojitos chinos ya que él no nos puede acompañar.

- Trata de llamarme cada día...

- Lo haré...

- No te vayas a enamorar de ningún chino...

- Japonés...

- Lo que sea, son los mismo...

Me iba a poner a discutir las diferencias entre los chinos y los japoneses cuando Maylen nos interrumpe.

- No es por nada chicos pero los minutos pasan y tenemos un vuelo que coger.

Apremiada por las palabras de Maylen le doy una fuerte abrazo a Owen y un beso ¡Madre mía que calor desprenden los hombres latinos! Owen me suelta a regañadientes. Antes de subirme al coche me jala de la mano y me da otro beso.

- Venga va chicos que esto ya parece una escena de película...

Owen al fin me suelta después de la reprimenda de Maylen y al fin nos ponemos rumbo al aeropuerto del Prats; gracias a Dios que nos queda cerca de casa.

Alma Latina, Corazón Nipón (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora