Kore de owaride wanai

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Hoy es nuestro antepenúltimo día en la tierra nipón y por suerte es sábado; ya sabéis que todas mis aventuras ocurren los fines de semana.

- ¿Triste?

Adriana sale a la terraza y se sienta a mi lado, las dos nos quedamos mirando al cielo; en este preciso momento pasa un avión, como si el destino quisiese remarcar su final.

- Si fuera por mi me quedaría aquí para siempre...

- ¿Por qué no lo haces?

- No puedo hacerlo así a la ligera, además Fuyuki no me lo permitiría...

- Fuyuki te quiere mucho...

- Y yo a él, pero no puedo dejar a un lado mis proyectos iniciales.

Fuyuki me ha enseñado que la vida es más que un cuento de hadas y que primero debemos tratar de cumplir nuestra metas antes de iniciar cosas nuevas; que es mejor no dejar un capitulo a medias aunque este no nos guste del todo. Lo importante es llegar hasta el final.

- ¿Qué planes tenéis para hoy?

- Quiere llevarme a ver a su familia.

- La cosa va enserio - Adriana me guiña el ojo y se ríe.

La verdad es que ella fue la que inició todo, aunque aun no entiendo porque.

Me alisto rápido porque Fuyuki y yo hemos quedado temprano para coger el tren. Me pongo una de mis tantas blusa de hombros caído, y corta, y una falda larga mitad jean negro, mitad de tela azul con flores blancas. Me dejo el pelo suelto con una trenza en lado derecho. Una vez lista, me despido de Adriana y me marcho.

- Hoy estás mas guapa que nunca - Fuyuki me abraza - pero tenemos un largo recorrido - me suelta y me mira de arriba abajo - ¿Crees que irás cómoda así?

Levanto mi pierna derecha y le enseño mis bambas, además mi falda no es tan larga.

- Estoy lista para la aventura - le ofrezco mi mano - ¿Nos vamos?

- Son las siete de la mañana - Fuyuki mira su reloj - estaremos en mi hogar sobre la una de la tarde.

- ¿Tienes preparado el bento?

- ¿Lo dudas?

Entre risas, salimos del hotel y nos dirigimos a la estación de tren de Eifukuchō que nos llevará hasta Shibuya. Tenemos un recorrido de catorce minutos caminando así que nos damos prisa. En el trayecto vamos comiendo el bento que Fuyuki a preparado.

- En Barcelona no comerás bentos tan ricos como este. - se ríe.

- Nunca te he preguntado porque te gusta tanto preparar bentos.

- Mi abuela nos acostumbró a ello, ella siempre decía que la mejor comida es la de casa.

- Tu abuela es una sabia.

Llegamos a la estación de Shibuya y nos toca correr de nuevo para cambiar de anden y coger el tren que nos llevará hasta la estación de Shinagawa.

- Nos pasaremos la mañana corriendo ¿Verdad?

- Créeme, este recorrido valdrá la pena.

Una vez en Shinagawa, volvemos a correr para coger otro anden con destino a Nagoya.

- Lo único que me da pena de este viaje, es no poder pararnos a visitar los lugares a los que llegamos.

- Tranquilo - le sonrío - ya tendremos tiempo.

Nagoya y otro cambio de anden para llegar hasta Nakatsugawa, de Nakatsugawa a Nagiso; y en Nagiso otra carrera más para llegar a la estación de Nagisoeki al hogami line.

Alma Latina, Corazón Nipón (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora