Le había dado bastantes vueltas al asunto y decidió que lo mejor era no dilatar más la cuestión, así que, con firmeza, caminó directo hacia la habitación de su hermana, sabiendo que se encontraba allí a solas ya que había visto a Luca con Oliver en la cocina del lugar.
Apenas estuvo delante de la puerta de Aly sintió un leve temblor en su mano y algo extraño que apretaba su estómago. Bueno, eso debería ser miedo, pero uno que nunca antes había experimentado porque esto resultaba ser nuevo, desconcertante; porque si los estudios revelaban aquello que Arton sospechaba entonces su mundo se tambalearía, su pasado ya no sería tal y su identidad se vería en jaque. Mierda, estaba aterrada pero segura de que era completamente necesario hacer aquello.
Con suavidad golpeó la puerta y aguardó apenitas unos segundos hasta que Aly la recibió con tierna sonrisa.
—Cló —dijo su hermana realmente feliz por verla.
—Hola, Aly. ¿Podemos hablar?
—Sí. ¿Todo está bien?
Cló sonrió de manera forzada y desvió su atención a sus manos.
—N-necesito una co-cosita.
—¿Cariño, está todo bien? —indagó preocupada tomándola por la mano con suavidad para obligarla a ingresar en la habitación.
Apenas estuvo dentro Cló no pudo evitar sonreír. Es que el olor de Oliver flotaba en el aire, mezclado de manera natural con el de su hermana y Luca, creando una combinación que a ella le supo a hogar, tal como siempre le había sucedido en el hogar que compartió con sus padres… Sus padres…
—Cló —llamó con suavidad Aly.
—Estuve hablando con Arton —dijo sin mirarla, continuando con su inspección visual de aquel espacio que Aly ocupaba —y me contó sobre una suposición que tenía.
—¿Sí?¿Cuál? —preguntó tomando la mano de Cló para sentarla en uno de los silloncitos y luego ocupar ella el de al lado.
—Él dice —comenzó mirando sus manitos que retorcía con evidente nerviosismo —que es posible que yo también tuviese más de un gen, digo, sabiendo que mis características son similares a las de Luca no es tan extraño imaginar aquello.
Ante el silencio de Aly, Cló elevó su mirada hasta plantarla en su hermana, hasta que cada facción de Aly le demostró una verdad más que evidente: su hermana sospechaba lo mismo.
—¿Crees lo mismo? —indagó Cló con una mezcla de sentimientos que poco podía diferenciar, ya que el enojo se fusionaba con la tristeza y la sorpresa, generándole un estado que no sabía muy bien cómo interpretar.
—Cló, cariño, no dije nada porque no me pareció necesario —explicó un tanto avergonzada.
Cló la analizó con seriedad y frunció el entrecejo con cierto fastidio.
—¿No crees que me puede resultar importante saber esto? —indagó con firmeza.
—No lo sé —respondió con sinceridad—. Siempre hablamos que tal vez no fuésemos hijas del mismo padre. Pensé… No lo sé… Lo siento, debería haberte dicho mis sospechas —dijo con la voz a punto de quebrársele a causa de la culpa.
Es que era cierto que Aly supuso aquello apenas estuvo en conocimiento de la realidad de su compañero, pero pensó tal vez no era lo mejor que Cló lo supiera, no en ese momento, no cuando tenían tanto con lo que lidiar.
—¡Aly, es mi vida! ¡Es mi historia! ¡Son mis padres! —exclamó poniéndose de pie.
—Lo sé, cariño —dijo siguiendo a su hermana que comenzaba a caminar histéricamente dentro del reducido cuarto—. Pero vas a decirme que si papá no es tu progenitor entonces no es tu padre. ¿En serio, Cló? —indagó un tanto ofendida de verdad.