Capítulo 20

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La Beta había llegado a la casa de su hermano solo con un pedido, uno en extremo específico. Le había ordenado a Matt el colarse dentro de páginas ya existentes para dejar pequeñas pistas sobre una futura rebelión sin que se supiera a ciencia cierta si sería en contra de los humanos o si, por el contrario, contra quienes se rebelarían serían los cambiaformas. Sin ser demasiado detallista en tal objetivo, tal como si solo quienes fuesen partes de dicha rebelión sabrían a quiénes dirigir sus acciones, Matt debía dejar una cosa bien en claro: dicha rebelión se llevaría a cabo gracias a un as bajo la manga que pronto sería revelado a todo el público participante. 

Le indicó también que debía crear otras páginas en la deep web donde fomentaran aún más este nuevo movimiento y le indicó que debía parecer que varias organizaciones estaban al tanto de todo el asunto.

Matt aceptó encantado tal trabajo, sabiéndose experto en mentir a niveles virtuales, un maestro en la creación de fake news y de perfiles inexistentes. Creó tres posibles organizaciones distintas que luego puliría y llevaría al mundo de Internet. 

Alma también le ordenó colarse en los sistemas de las empresas pertenecientes a Stallocca y Hammer; dejar allí sin que nadie lo notase, algunos documentos encriptados donde se dieran ciertas pistas sobre el conocimiento de los movimientos pedidos anteriormente. 

El ejecutor anotó todos con cuidado y preguntó algo evidente a sus expertos ojos.

—Si solo está en la web fácilmente podrán decir que son historias falsas. 

—Por eso también lo haremos en la realidad, en las puertas de sus empresas y en las entradas a sus coquetos barrios. Lo verán en las calles del supermercado, en los puertos y en los restaurantes elegantes. El símbolo aparecerá en todos lados, tanto que alguien cuestionará y allí deberán dar con toda la información que tú plantarás. 

—Bien, entonces debe ser información que parezca que no quiere salir a la luz salvo que específicamente la busques.

—Exacto —afirmó Alma.

—Bien, se puede hacer —afirmó Matt y sirvió algo de vino en una copa que luego le alcanzó a su hermanita—. ¿Algo más?

—Nada, con eso podremos comenzar —afirmó y bebió luego de chocar su copa contra la de su hermano, la de ese hombre que adoraba con el corazón por haberla cuidado de tanto mal.

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Había llegado bastante agotado porque el viaje hasta la ciudad de los pumas le llevó más tiempo del que creía. Además, sacarse toda esa mierda que Alma le había puesto para pegarle esa barba falsa, terminó siendo un trabajo mucho más complicado de lo que sospechaba.

Ingresó al cuarto de ambos, dejó sus cosas sobre la mesa y levantó la mirada hasta encontrarlo. Apenas lo vió, en cuanto sus ojos se toparon con aquellos tan oscuros, una extraña sensación se apoderó de su persona, era la exacta certeza de haber regresado a casa, eran esas ganas de encerrarse allí para siempre junto a esa otra persona que le sonreía tan bonito, que había esperado por él aunque jamás indicó su horario de regreso. Todo aquello bien macerado durante las horas de separación le hicieron dar de una vez y para siempre con aquellas palabras que siempre escapaban de su mente.

—Hola, cariño —saludó Marcel y eso fue todo. Supo con claridad que lo hablado con sus amigas era cierto, que sus miedos lo paralizaban y no le daban la oportunidad de disfrutar de aquella relación a pleno. Supo que ya no podía seguir mirando para otro lado, que la tristeza de Marcel se hacía cada día más palpable y todo culpa suya, de su cobardía. 

Ya no, ya no más. 

—Te amo —le dijo sin filtros ni preparativos, le confesó aquello de una buena vez.

Chloe - Asalto finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora