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Félix miraba la gente fina que estaba en ese lugar, aun iba tomado de la mano de Hyunjin quien iba caminando junto a el hacia la mesa que se les asigno.

Hyunjin le sonrió antes de sacra la silla para que se sentara, Félix se sonrojo, nunca ninguno de sus pocos novios que había tenido habían hecho ese, ni mucho menos  llevarlo a comer a un restaurante tan elegante.

 −¿Que deseas ordenar Lix?−pregunto Hyunjin leyendo la carta mientras Félix también leía pero no entendía nada

−Lo que usted pida estaría bien.−Hyunjin rio.

−Háblame de tu no de usted, además estamos en una cita.

Félix asintió

−Señor Hwang, ¿Qué son los a-almas?− Hyunjin rápidamente busco en el menú hasta encantararlo.

−Los almas es un tipo de caviar.

−Oh, ¿Y por qué cuesta tanto?

−Es que es importando desde Irán, además te lo entregan en una caja de oro−Félix abrió los ojos.

 −¿Por eso es caro?−Hyunjin asintió

−¿Ya sabes que ordenar? Puedes pedir lo que quieras.

Félix no sabia si había sopas o algunas hamburguesas, tenia muchas ganas de una.

−Mmmh, no se que pedir señor Hwang.

−Hyunjin, dime Hyunjin, puedes pedir lo que quieras.

−Pero, no se que pedir, no conozco nada.

Hyunjin asintió viendo el menú.

−Puedes pedir medallones.

Félix negó con una mueca.− No me gusta.

Hyunjin volvió a leer.−¿Calamar?

Félix volvió a negar.

−¿No tienen taco?−Hyunjin negó.

−¿Tacos?−el menor asintió.−Nunca los he probado.

−Oh, son muy ricos, en especial me gustan los caseros, usualmente los acompaño con spaghetti.

−Nunca los he probado, no como en casa, siempre como fuera.−Félix asintió.

−¿Su madre nunca le cocino algo parecido?−Hyunjin negó.

−Mi madre murió cuando yo tenia 1 año, a esa edad solo bebía leche.

El corazon de Félix se estrujo, sintió que piso en terreno peligroso.

−Hyunjin.

−Dime.−hablo el mayor dejando la carta para prestarle su atentación a Félix. 

−¿Me permite cocinarle algo? ¿Algo casero?

Hyunjin ladeo la cabeza.

(🌼)

Félix y Hyunjin llegaron al departamento del menor.

−Es muy linda.

Hyunjin observa el interior de la casa de Félix, era muy hogareña y con colores cálidos, además del rico olor a manzana con canela.

−Gracias, puedes tomar asiento.−Hyunjin negó.

−¿Puedo ayudarte?−Félix asintió.

−Venga, le pondré un mandil.

Hyunjin se acerco dejando que Félix acomodara el mandil, pasando el tirante por su cabeza y amarrando por su cintura, el mandil era negro con adornos rojos.

𝑴𝑰 𝑨𝑺𝑰𝑺𝑻𝑬𝑵𝑻𝑬t; 𝐻𝑦𝑢𝑛𝑙𝑖𝑥Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz