Las cosas no siempre estarán en serenidad, mucho menos si es en la mansión de los Kim.
Lee TaeYang se ha encerrado en el despecho que él escogió para su persona. En el sitio tiene todo lo necesario, y lo más importante, es su laptop.
La situación que vivió, dos semanas atrás, lo dejó pensando en lo que debió vivir la pelinegra cómo para haber ella desarrollado cierta actitud agresiva y sanguinaria, más de lo que ella es.
Sabe él muy bien que a ella no le tiembla la mano a la hora de matar, pero le desconcertó mucho el que lo hiciese sin tomarse el tiempo de preguntar. De cuestionar que era lo que él estaba haciendo en una recámara de hotel junto a otra persona.
No importa cuantas veces ha pasado, él, TaeYang, está seguro que la antigua Ye-Won, se hubiese tomado el tiempo de preguntarle por qué estaba él en un lugar como ese. Y luego hubiera pasado lo que debía de pasar. Pero no fue el caso, la mayor no se tomó tiempo de siquiera preguntar, cuando ya estaba disparándole a aquella mujer que solo había ido con el fin de ayudarle a él.
Un suspiro brota de los labios del ojichocolate. Ubica él ambas de sus piernas en la silla giratoria y con sus dedos, un poco dudoso, le da Play al video que está en su computadora.
Quiere saber varias cosas, la primera es por qué la Alfa ya no se excita como antes, si hubo algo que la hizo sentir disgustada sexualmente. Lee ha descartado lo del pequeño, sabe que Ye-Won no le hizo nada, cree en eso y en ella también.
El video se reproduce y las cejas del joven adulto se fruncen. Cobijándose mejor con la manta que tiene con él, Lee TaeYang puede ver a una Ye-Won penetrando salvajemente a un Alfa. La silueta del hombre fácilmente deduce la casta.
TaeYang no se toma el tiempo de finalizar el video, el disgusto, los celos, la rabia y la decepción, lo hace cerrar la laptop con fuerza.
Una carcajada para nada sincera, sale del joven.
—¿Así torturan ahora a la gente?— Se pone de pie —Ahora entiendo todo.—
No se da el tiempo de ver por completo el video, sale del sitio a paso agigantado. No hay nadie por donde él transita, lo que hace que nadie sepa en donde se adentra.
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Kim Ye-Won, una Alfa que no cualquiera soporta, que no cualquiera es capaz de aguantarle la mirada. Esa Alfa que para los ojos de los demás, es inquebrantable, es la misma Alfa que solo un ser humano, de baja estatura puede hacerle perder la cabeza en un segundo apenas.
—¡Como carajos no saben en donde está!—
La gravedad en su tono de voz hace bajar las cabezas de dos Omegas. Los otros, siendo Alfas, solo se disponen a guardar silencio, temiendo por sus vidas.
—¡Son unos estúpidos, buenos para nada!— Los apunta ella, agresivamente —¡¿Qué mierda hacían ustedes!?— Se dirige a los Jung
—Lo sentimos.— Porque cada uno estaba con su respectiva pareja ese día —Daremos la orden que lo manden a buscar por todo Busan, Alfa.—
