Dicen que el tiempo lo cura todo, Lee TaeYang espera que sea cierto. Porque, luego de haber salido del cuarto, se dirigió al de su pequeño hijo y lo levantó, desayunó junto con él y junto a la pelinegra, además del resto de personas, que se dieron cuenta sin necesidad de palabras, lo que sucedía.
Luego, se dispuso a amamantar a las gemelas, las aseo con ayuda de Ye-Won, no podía negarse cuando lo que está sucediendo es entre ambos solamente. No le iba a quitar ni le quitará el derecho a la contraria de ver, estar y ayudarle con los pequeños; a fin de cuentas, ella es el padre, y mala en ese aspecto no ha sido.
Sin embargo, TaeYang no ha logrado distraerse del todo, le duele mucho todo lo que ha pasado. Pero no se detendrá, por esa vez quiere ser fuerte, mantenerse firme y darle a conocer a la contraria que, él no estará para ella si no cambia, aunque sea un poco.
Kim, por su parte, se ha mantenido sentada en la cama, desde que el menor entró a la recámara. Lo ha estado siguiendo con la mirada, el recuerdo de aquella vez en donde era ella quien se iba, llega a su mente. Porque es la misma escena, solo que es él quien se va.
TaeYang empaca lo que más necesita y una vez hecho, suelta un suspiro. No ha parado de llorar, y ella no lo ha consolado. Tampoco es como si espera que eso suceda, pero agradece que tampoco se haya mostrado tosca en ese momento y le prohíba dejar de hacerlo.
Con una mirada de reojo, el joven adulto empuña sus manos para luego acercarse a la mayor, quien lo sigue con la mirada hasta tenerlo en frente de ella.
—¿Puedo llevarme algo tuyo?— Baja la cabeza y mira sus manos —Te lo devolveré cuando me sienta más... Más estable.— Hace una mueca
—Llévate lo que quieras.—
—Gracias.— Se queda unos segundos más en frente de ella
Al sentirse nervioso por la mirada que sigue sintiendo, Lee retrocede unos cuantos pasos y luego emprende a caminar hacia el cuarto de ropa. De ahí toma algunas camisillas de ella, esas que suele ponerse para dormir o hacer ejercicio. El olor de la mayor está bien concentrado en ellas. Una vez empacadas, vuelve a soltar un suspiro.
Es hora.
Debe de irse, y el solo hecho le oprime el corazón al punto en hacerlo soltar un sollozo audible. Se acuclilla y rompe en llanto, ¿por qué está siendo tan duro? Él mismo lo decidió así, el mismo fue quien la ha dejado, ¿por qué debe de dolerle tanto?
Con el pasar del tiempo, los sollozos del Omega se van calmando, y una vez ha dejado de llorar, se pone de pie para salir del cuarto de ropa. Sin ponerse a pensar mucho en lo que hará, TaeYang se aproxima a la mayor y la toma de las mejillas para unir sus temblorosos labios contra los de ella.
Un beso, sabor a despedida.
Tan amargo. Tan agrio que les disgusta a ambos por igual el cómo se siente.
—Adiós, Alfa.— Él susurra cerca de los labios de ella
Al darse la vuelta, TaeYang siente su mano derecha ser agarrada.
—¿Cómo haremos con los cachorros?— Ojalá pudiese él sentir algo a través del lazo, pero ella se mantiene bajo control, otra vez —¿Cuándo deseas verlos? Los llevaré a tu vivienda.—
—Tal vez en dos días, pero si se hace muy difícil, entonces puede ser antes. Yo, de todos modos, estaré al pendiente.—
Su mano es soltada y él la mira por un segundo para luego alzar la mirada y ver los oscuros ojos que lo miran con intensidad.
—Está bien.—
—Si pasa algo con Jae-Hwa, mantenme al tanto- —
—No es necesario.— Interrumpe ella —Quédate al margen, este juego de poder ya no te pertenece.—
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♣️ JDP♣️
WerewolfPODER; Poder por la libertad, Poder por la superioridad, Poder por la dominancia, Poder por la letalidad. I Libro ♟️SS&L♟️ II Libro ♣️JDP♣️