La brillosa mirada que se le es dada a la Alfa, la hace empuñar las manos. Últimamente, esa mirada ha estado presente en el Omega, claro que hay un matiz de tristeza rodeándola, pero eso no se compara a la vacía y lejana mirada de meses atrás.
—Uhm, estoy pesando como antes.—
—Como antes que nos involucrásemos más íntimamente.— Ella lo viste de nuevo
—Bueno, pues siempre fue mi peso ideal. Antes de que tomases también el control sobre cuánto debía de pesar.—
—Cuarenta y cinco kilos no es un peso ideal para un Omega de veinticuatro años, Tae.—
—¿Entonces debo de llegar a los cincuenta?—
—Al menos.—
—¿Al menos? Me dijiste que podía pesar cincuenta, desde que tuve a Taenie y he cumplido con eso. No puedes cambiar de opinión ahora.—
—¿Por qué no subes a cincuenta y cinco?—
—Eso es mucho.— Jadea —Me veré gordo.—
Kim arruga su rostro.
—Ni siquiera en los embarazos llegaste a verte gordo, Kim. Eres de contextura delgada, de por sí. Cincuenta kilos y seguías viéndote muy delgado, añadiendo que te ejercitabas demasiado también.—
—No es el peso ideal para un Omega. Estéticamente, pesar más de cuarenta y siete kilos no es bonito.—
—Estéticamente, me vale mierda.— Gruñe —Tú no estás para complacer los estándares de belleza. Si por ellos fuera, los Omegas deberían ser solo huesos y ya. Y eso no es para nada estético, no es bello. Así que, sube un poco más.—
Bajando la cabeza, TaeYang se muerde su labio inferior.
—¿Cincuenta?— Le pregunta luego de segundos en silencio
—Cincuenta y dos, al menos.—
—Cincuenta.— Pide, viéndola —Por favor.—
Ella niega y TaeYang empuña sus manos. Ha tenido cierta obsesión por verse delgado. Recuerda cómo se obsesionó tanto en volver a los cuarenta y cinco kilos cuando tuvo a Taehyung. Y la discusión bien fuerte que tuvo con Kim cuando esta lo vio vomitando la comida. Y desde entonces ella empezó a controlar cuánto debía de pesar.
Y en ese momento, en donde ella le pide subir siete kilos más en lugar de cinco, se le revuelve el estómago al punto en querer vomitar lo que no ha comido en esa mañana. Está arraigado a él, los estándares de belleza están metidos en su cabeza como su segundo cerebro. Es algo que lo ha acompañado siempre y no solo a él, sino a todos los de su casta. Que su Alfa no viva para complacer estándares o estereotipos, es algo que los pone en desacuerdo siempre.
—Cincuenta...— Vuelve a pedir muy bajo
No hay respuesta solo un resoplido y queda luego solo. Él también suelta un suspiro, y se termina de vestir.
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