Dicen que cuando aún no es tu momento de partir, no importa lo que te suceda, no partes.
Tres semanas se han cumplido en total desde que Ye-Won entró al hospital. Una semana desde que nadie sabe de Taehyung y el Alfa Woong.
Una semana también, desde que Kim TaeYang, huyó.
Nadie sabe de ninguno de ambos Omegas. Las cosas en la mansión están hechas un caos, las gemelas han estado al cuidado de Yuna y de los otros Omegas.
Los hermanos Jung han estado trabajando demasiado junto a Jeong, queriendo ellos encontrar pistas que les ayude a localizar a los Omegas de la manada Kim.
Y, Kim Ye-Won.
Aquella mujer se encuentra recuperándose, pues, dos horas luego de que TaeYang se marchó sin decirle a nadie de la mansión. Kim mayor abrió los ojos.
Su loba la impulsó, más que nada porque la marca le trasmitía emociones que daban a conocer lo mal que la estaba pasando TaeYang. Y aunque ella se ha estado recuperando rápidamente, gracias a sus genes lobunos, aún sigue delicada de salud.
—¿Puedo pasar?—
Lentamente, los oscuros ojos de Kim se desvían hacia la puerta para ver pasar a un Omega de negros cabellos. Quien trae en brazos a una de las gemelas. Ye-Won traga grueso, sintiendo algo bizarro asentarse en su estómago. Empuña las manos, teniendo cierto cosquilleo por tocar a sus dos pequeñas.
—Te daré a una y luego a la otra.—
Con cuidado, una de las gemelas es depositada en el pecho de la Alfa. Quien, con la ayuda del Omega, lleva su mano a la pequeña espalda de su pequeña peliriza. Ye-Won lleva la mirada hacia la puerta cuando por esta entra alguien más, pero no es la persona que ella tanto ha esperado que vaya a su encuentro.
Sabe que algo anda mal, pero nadie ha querido decirle nada. Y reconoce que es más que nada por su propio bien, sin embargo, las ganas de arrancarse cada cosa que está en sus brazos y dedos para salir de aquella cama e ir a la mansión, se hacen más grandes.
—¿Cómo te sientes hoy?— Seok-Kan le sonríe suavemente —Ya tenemos fecha para empezar con tus secciones de fisioterapia.—
Haber estado durante días sin moverse adecuadamente, añadiendo la causa por la cual está ahí, es claro y necesario que Kim necesita de terapia para su cuerpo. Y aunque ella no responde nada, Seok-Kan no necesita tampoco que lo haga.
El Omega de negros cabellos se dispone a quitar a la pequeña que está en el pecho de Ye-Won para poner a la otra. La mirada de la mayor vuelve a dirigirse a la puerta y aquel pelinegro solo debe de apretar sus labios para no decir algo que pueda causar problemas para todos.
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Sufrir, para Kim TaeYang, es algo que, desgraciadamente, pese a ser lo más común en su vida, no logra acostumbrarse. Extraña a sus pequeños con todo su ser, desea mucho saber sobre el estado de la Alfa. Pero, él más que nadie, siente que no se merece tener noticia de nadie ni de nada.