Pendejo no dura nada (Torneo 1/5)

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El torneo anual en honor a los Elder Gods había comenzado, un evento diplomático entre Order Realm, Earthrealm y Edenia que congregaba a los guerreros más poderosos de los reinos. En el majestuoso palacio de Kitana Kahn, donde se celebraban las eliminatorias, el ambiente estaba cargado de tensión y expectativa.

Entre la multitud, una joven hechicera llamada Selina, originaria de Order Realm, observaba con un interés creciente. Selina había llegado a Edenia para completar sus pasantías bajo la tutela de los mejores magos del reino, y este torneo representaba una oportunidad para ver en acción a los guerreros que solo había conocido en las leyendas.

Cuando Selina notó a un joven que acompañaba al famoso Liu Kang, su curiosidad se encendió. Se acercó a uno de los guardias que custodiaban la arena.

—Disculpe, ¿y el joven que acompaña al elegido? ¿De quién se trata? —preguntó, tratando de no parecer demasiado interesada.

—Es Kung Lao, descendiente del anterior campeón del torneo Mortal Kombat —respondió el guardia con una voz firme y neutral.

—¿Y es fuerte? —Selina inquirió, sus ojos destellando con una mezcla de interés y deseo.

—Está al nivel del elegido —contestó el guardia, un tanto más relajado.

—Interesante... —murmuró Selina, mientras una sonrisa traviesa se formaba en sus labios.

Las rondas eliminatorias comenzaron, y la primera pelea enfrentó a Liu Kang contra un veterano general edeniano con más de un siglo de experiencia en combate. A pesar de su sabiduría y habilidad, el general no pudo siquiera tocar a Liu Kang, quien terminó la pelea con un solo golpe, demostrando por qué era el campeón de Earthrealm.

Desde las gradas, Selina observaba con atención.

—Sabemos entonces que la princesa Kitana está bien protegida. Ha elegido a un buen hombre... —comentó para sí misma, satisfecha con la actuación de Liu Kang, pero su verdadero interés estaba en el siguiente combate.

Cuando llegó el turno de Kung Lao, Liu Kang lo animó desde la barrera.

—¡Recuerda lo que practicamos! —le gritó, confiado en las habilidades de su amigo.

Kung Lao, sin embargo, no pudo resistir la tentación de presumir. Con una sonrisa arrogante, comenzó a teletransportarse por la arena, esquivando con facilidad los ataques de su oponente. Luego, con un movimiento rápido y elegante, creó un tornado que atrapó a su adversario, lanzándolo por los aires antes de estamparlo violentamente contra el suelo. El combate había terminado, y Kung Lao salió victorioso, una vez más demostrando su maestría.

—Te dije que no presumieras esta vez —le reprochó Liu Kang, aunque su tono era más de camaradería que de reproche real.

—Ya me conoces, hermano —respondió Kung Lao, encogiéndose de hombros con una sonrisa satisfecha.

Kitana, que también había presenciado la pelea, no pudo evitar lanzar un comentario mordaz.

—Solo un idiota presumido como tú ganaría de esa forma.

Kung Lao, sin perder la compostura, respondió con su característico aire de confianza.

—Siempre es un honor venir a probar la calidad de tu ejército.

Desde su posición, Selina no apartaba la vista de Kung Lao. Su corazón latía con fuerza, y una sensación desconocida se apoderaba de ella. No era solo admiración, sino algo más profundo y peligroso.

—¿No es un sueño ese hombre? —murmuró Selina, sin darse cuenta de que sus sentimientos hacia el monje shaolin estaban comenzando a transformarse en algo mucho más oscuro y obsesivo.

One Shots random de Mortal KombatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora