Los cagadones de Johnny #4: Hombres siendo hombres

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Johnny Cage se encontraba en una situación que ni las más intensas peleas de Mortal Kombat podrían haber preparado. Con sigilo, se escabullía por la casa, esquivando hábilmente cada rincón donde podría ser visto. Sabía que estaba en problemas, problemas grandes. Había olvidado su aniversario con Sonya, y para empeorar las cosas, ella había preparado una cena especial y comprado lencería nueva para la ocasión. El tipo de detalles que no se olvidan. Pero Johnny, en su estilo habitual, lo había hecho.

Se había refugiado en su oficina improvisada en el sótano, rodeado de figuras de acción, posters de sus películas y cajas llenas de recuerdos que había acumulado a lo largo de los años. Pensaba que era el lugar perfecto para evitar la furia de Sonya... al menos por un tiempo.

Con el sudor acumulándose en su frente, Johnny trataba de distraerse navegando por internet. En un intento desesperado de calmar sus nervios, encontró algo que le llamó la atención: el Transformers Masterpiece Convoy MP-10, una edición especial de Optimus Prime con tráiler y piloto. Johnny no pudo resistirse. Sin pensarlo dos veces, registró la compra, gastando más de 1200 dólares en lo que, para él, era una joya de colección.

Justo cuando la transacción se completaba, escuchó el sonido inconfundible de los tacones de Sonya acercándose. Sintió cómo su corazón se detenía por un momento. La puerta del sótano se abrió de golpe, revelando a Sonya, con los brazos cruzados y una expresión que podía partirle el alma a cualquiera.

—Johnny Cage —dijo Sonya con una calma aterradora—. Dormirás en el sofá esta noche.

Johnny tragó saliva, sabiendo que no había forma de escaparse de esta.

—Sonya, cariño, vamos... No es para tanto... —intentó suavizar la situación, forzando una sonrisa que sabía no funcionaría.

Pero Sonya no se dejó engañar, ni un poco. Dio un paso adelante, su mirada afilada como un cuchillo.

—Y si vuelves a olvidar una fecha importante... Quizás no vuelvas a entrar a esta casa nunca más —continuó, con una voz que no dejaba lugar a dudas sobre su seriedad.

Johnny, desesperado, hizo el peor intento de defensa.

—¡Pero está a mi nombre! —dijo, refiriéndose a la casa, pensando que tal vez eso le daría algo de ventaja.

Sonya lo miró fijamente, y su respuesta fue tan rápida y letal como uno de sus movimientos en el campo de batalla.

—... Entonces quizás no vuelvas a entrar en mí nunca más.

El silencio en la habitación se hizo ensordecedor. Johnny sintió como si acabara de recibir un uppercut directo al corazón. Sabía que había metido la pata, pero esas palabras le hicieron darse cuenta de lo profundo de su error.

—Mierda... Eso dolió —susurró Johnny, finalmente comprendiendo que había pasado de la sartén al fuego.

Sonya, sin decir una palabra más, le dio la espalda y subió las escaleras, dejando a Johnny solo con su nuevo Optimus Prime y la amarga realización de que no hay figura de acción que pueda arreglar lo que acababa de romper.

One Shots random de Mortal KombatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora