Hombres siendo hombres #3

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El zumbido del detonador resonaba en la planta superior del edificio federal. Las luces de emergencia parpadeaban, proyectando sombras inquietantes en las paredes cubiertas de escombros y cables colgantes. Kano, con una sonrisa sádica y el detonador en la mano, observaba a los rehenes aterrorizados a su alrededor. Su ojo cibernético brillaba con un tono amenazante, como una cuenta regresiva silenciosa.

Sonya Blade, con el rostro tenso y el puño crispado, trataba de encontrar un ángulo para intervenir, lanzando amenazas y órdenes desde una distancia segura.

—¡Kano! Te juro que si pulsas ese botón, será lo último que hagas —gritó Sonya, con una voz firme pero llena de frustración e ira.

Kano rió, con la certeza de quien cree tener la situación bajo control.

—Ah, Sonya, me prende que me amenaces, preciosa... Pero hoy no te servirá de nada.

De repente, Johnny Cage avanzó un paso y puso una mano en el brazo de Sonya. Ella lo miró con furia, pero él, con su sonrisa despreocupada, insistió.

—Permíteme, Sonya... solo un momento —dijo Johnny.

—Ahora no, Cage —respondió Sonya sin apartar la vista de Kano.

—¡Permíteme! —repitió Johnny con más insistencia, mirándola con ojos serios.

Kano levantó una ceja y giró ligeramente la cabeza hacia Johnny, curioso pero sin bajar la guardia.

—Cage, ¿quieres decir algo antes de que todo vuele en mil pedazos? Hazlo rápido —dijo Kano, apretando los dedos alrededor del detonador.

Johnny tomó una bocanada de aire y, en un tono inusualmente solemne, soltó:

—Kano... Goku estaría muy decepcionado de esto.

El rostro de Kano se transformó instantáneamente. La mueca burlona desapareció y su ojo se abrió del impacto. El silencio en la habitación se hizo palpable, interrumpido solo por el zumbido del detonador que sostenía.

—¡NO DIGAS ESO! —rugió Kano, con sus manos temblando visiblemente. Bajó el brazo y dejó de mirar el detonador, como si las palabras de Johnny lo hubieran tocado en lo más profundo de su caótica mente.

Aprovechando la distracción, Sonya se lanzó hacia Kano con un movimiento preciso, desarmándolo en un instante. En un abrir y cerrar de ojos, el detonador estaba fuera de su alcance y Kano estaba en el suelo, inmovilizado por la fuerza de Sonya.

Johnny sonrió y se encogió de hombros.

—Funciona cada vez.

Kano, aún inmovilizado en el suelo y con la respiración agitada, miró a Johnny con una mezcla de furia y asombro. Sus músculos se tensaron bajo el peso de Sonya, que lo mantenía firmemente sujeto.

—No vuelvas a hacer eso, Cage —murmuró Kano con los dientes apretados, su voz un gruñido cargado de amenaza.

Johnny, de pie con los brazos cruzados y una sonrisa de falsa modestia, se encogió de hombros.

—Lo siento, bro, tenía que intentarlo. Y admitámoslo, fue un poco épico.

Kano soltó una carcajada seca y amarga, apenas un eco de su voz usualmente arrogante.

—Ni siquiera yo puedo caer tan bajo...  eso fue... —Kano cerró su ojo, como si reviviera el impacto emocional de la mención.

Sonya, aún sobre Kano, no pudo evitar rodar los ojos.

—Johnny, si vuelves a hacer algo tan ridículo y funciona, voy a necesitar terapia.

Johnny se inclinó, mostrando una sonrisa más relajada.

—Lo tendré en cuenta, pero si de alguna manera salva el día, lo repetiría sin dudarlo.

Kano hizo un esfuerzo por moverse, pero Sonya lo inmovilizó aún más, dándole un golpe en la nuca para calmarlo.

—Deja de moverte, Hijo de perra. Y Johnny, por favor, ahórrate tus trucos para otro momento.

Kano soltó un suspiro de derrota, mirando a Johnny con una mezcla de desprecio y respeto inconfesado.

—Sabes, Cage... algún día, esa boca tuya te meterá en problemas más grandes de los que puedas imaginar.

Johnny sonrió, lanzando una mirada despreocupada.

—Lo sé, pero hoy no es ese día, compañero.

Y con esa respuesta, la tensión se disolvió un poco mientras el equipo se preparaba para sacar a Kano del edificio.

One Shots random de Mortal KombatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora