La señora Carlton llegó a Malibú con la misma elegancia que siempre la caracterizaba. El soleado día parecía destacar aún más su presencia, y Sonya, al recibirla en la entrada de su casa, sintió un nudo en el estómago. La perspectiva de conocer a su suegra no la tenía especialmente tranquila, y eso se reflejaba en su comportamiento algo nervioso.
Johnny, por otro lado, no estaba en absoluto dispuesto a ocultar su incomodidad. Su rostro se torció en una mueca de incredulidad mientras miraba a su madre con un resentimiento que iba en aumento.
—No puedo creer que te hayas acostado con mi profesor de Jujitsu —exclamó Johnny, su voz llena de indignación.
La señora Carlton, con una sonrisa incómoda y un ligero enrojecimiento en las mejillas, intentó mantener la calma.
—Bueno, cielo... es que...
Johnny no le permitió terminar. Su frustración era palpable, y su voz se volvió aún más acusadora.
—¡No! Simplemente te comportas como una facilota.
El tono despectivo en sus palabras hizo que Sonya se tensara aún más. La situación, que ya era incómoda, estaba tomando un giro aún peor.
La señora Carlton se enderezó, sus ojos fríos y determinados.
—No voy a permitir que me faltes al respeto —dijo, su voz firme.
Johnny, sin embargo, no parecía dispuesto a dejarlo pasar.
—Sí, mami...
Sonya, tratando de mediar en la situación, intervino con la esperanza de calmar las aguas.
—Cage, cariño... tienes que aceptar que tu madre es una mujer bien conservada y hay hombres que van a interesarse en ella...
Johnny giró hacia ella con una mezcla de enojo y desdén.
—No te metas. No es tu madre.
Sonya, herida por la falta de consideración, replicó.
—No voy a permitir que me faltes al respeto...
Johnny la miró con desdén, como si no le diera importancia.
—Eso no funciona contigo.
La señora Carlton, sintiendo que la situación se estaba descontrolando, intervino nuevamente, con una mezcla de autoridad y paciencia maternal.
—No seas irrespetuoso con tu esposa.
Johnny se volvió hacia su madre, todavía con un tono mordaz en su voz.
—Sí, mami...
La señora Carlton tomó un respiro profundo y se volvió hacia Sonya con una expresión que buscaba transmitir calma y empatía.
—Tranquila, hija, ya lo lograrás... Solo tienes que apretar la tuerca correcta.
Sonya, aunque sorprendida por la afirmación de su suegra, trató de encontrar consuelo en sus palabras. La tensión en el ambiente seguía palpable, pero al menos había un atisbo de comprensión en la forma en que la señora Carlton trataba de manejar la situación.
Mientras tanto, Johnny se cruzó de brazos, frustrado y en desacuerdo con ambos, sin saber cómo resolver el conflicto que había estallado en su hogar.
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One Shots random de Mortal Kombat
HumorAcompaña a Liu Kang y Kung Lao cuidando a los iniciados en el Templo Shaolin, ríete con las locuras de Johnny Cage en sus fiestas extravagantes, y llora con los héroes en momentos de pérdida y sacrificio. El contenido va dirigido de fans para fans