The Challenge

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-Llevamos aquí horas.

-No seas exagerada, Mahoro.

-Más concretamente dos horas y diecisiete minutos.

Dice Kota mirando su reloj de pulsera.

-Lo que yo he dicho ¡Horas! – la mayor de los hermanos Shimano se lleva las manos a la cabeza. Tiene cero paciencia - ¿A qué estamos esperando?

Katsuma no responde. Sigue con la mirada clavada en la entrada. Entrada por la que no ha entrado ni salido nadie en todo ese rato.

Midoriya intenta convencerles para irse. Tienen que iniciar las vacaciones. Tienen muchos planes pendientes. Sin embargo, en el fondo está esperando por saber qué plan tiene Katsuma en mente. Y también porque tiene demasiadas ganas de volver a ver a Dynamight aunque no lo quiera reconocer.

-¡Ah! ¡Por fin! – se frota las manos. A lo lejos, todos ven como la entrada se abre. Un hombre mayor que trabaja para la seguridad del complejo es su turno de regresar a casa dándole el relevo al siguiente. Un chico joven que lleva allí apenas un mes, les informa Katsuma – Mahoro ¿Haces los honores?

-Sé más específico Katsu-baka.

-¿Recuerdas la película que vimos el fin de semana pasado?

Se coloca el dedo sobre los labios pensativa.

-¿Te refieres a la que tuve que quitar porque te ibas a mear encima del-

-¡Sí, esa! – la hace callar.

-Yo quiero saber la continuación de la historia.

-Y yo.

Mahoro está dispuesta a contentar a su público pero Katsuma le mete prisa a su hermana. No pueden perder más el tiempo.

-¡Hazlo, Mahoro! ¡Ya!

La chica suspira. Se concentra.

Y no pasa nada.

Sigue sin pasar nada.

-¿De verdad lo estás haciendo bien?

-Lo estoy, pero desde aquí apenas puedo ver y no sé hacía donde tengo que proyectar la imagen.

El chico suspira.

-Estoy rodeado de inútiles.- Katsuma pone los ojos en blanco. En un segundo, le pierden de vista. En dos reciben una llamada – Proyecta el holograma justo en la entrada. Haz que siga hacia adelante. Un poco más. Ahora a la izquierda. Bien, bien, proyecta cinco más. No. Diez. Sí, justo al lado de la principal. Sigue hacia adelante y ahora... ¡Haz que corran!

Y una horda de zombis provoca que el pobre y recién contratado joven de seguridad abra las puertas principales saliendo despavorido hacia la calle siendo seguido por un número de zombis que corren. Katsuma tiene la piel de gallina aún sabiendo que son tontas proyecciones.

-¡Todos, adentro!

Ordena.

Y nadie se queda atrás.

****
-¿Y ahora?

Pregunta Eri con el corazón recuperando el aliento tras el galope.

Kota tiene la mirada perdida en la increíble cristalera del techo.

Mahoro está orgullosa de su trabajo.

Y Midoriya está preparando mentalmente las explicaciones que tendrá que dar a la policía de por qué un profesor y sus alumnos se han colado en una propiedad privada.