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-¡Katsuki!

Le hace girar hacia él agarrándole con presión la muñeca.

El rayo caído ilumina una expresión nunca experimentada para el número uno.

Está roto.

Siente odio así mismo.

-Tenías que haberte quedado con la imagen de un cretino y un capullo celoso en vez de salir a buscarme, Izu... - baja la mirada - Habría sido más fácil para ambos...

Su voz es apagada, rasgada.

-Tú no eres ningún cretino, ni tampoco un capullo – le aprieta la mano – Katsuki – susurra su nombre acunándole el rostro – No me gusta Rody, solo le doy clases. No hay nada entre nosotros ni lo habrá jamás.

Cierra los ojos sintiéndose aliviado de escuchar esas palabras.

-Lo sé, lo sé... Pero el imaginarme que te irías tras la cena con él, que pasaríais la noche juntos yo... Lo siento...

Susurra besándole la palma de la mano con tanto amor...

Midoriya nota el corazón apretado.

-Katsuki eres tú quien me gu-

-¿Ese de ahí no es Dynamight?

-¿Quién?

-Sí, sí ¡¡Es él!!

-¿Qué está haciendo por aquí?

-¿Quién es ese tipejo con el que está?

-Parecen muy cercanos.

Bakugou masculla y se coloca por delante de Midoriya protegiéndole al mismo tiempo que le hace girar para ir en dirección contraria, sin embargo es tarde. Ya han captado la atención de los pocos viandantes bajo sus oscuros paraguas.

-Izuku, vigila con no morderte la lengua.

-¿Eh?

En un parpadeo, está subido a su espalda.

-Agárrate fuerte.

-Espera ¿¿¡¡Qué vas a haAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH??!!

El humo de las violentas explosiones ciega a los fans que corren tras ellos perdiéndoles al instante.

****
Minutos más tarde, Bakugou empieza a descender. Cree estar lo suficientemente lejos de los fans que habrán incendiado las redes sociales con su ubicación y necesita poner a salvo a Midoriya.

El lugar elegido es a la orilla del río, cerca de un viejo puente donde apenas hay circulación.

Al dejar a Midoriya en el suelo con mucho cuidado, éste retrocede abrazado a sí mismo tembloroso. Bakugou, asustado por su reacción, levanta la mano hacia él encontrándose con un rostro emocionado, maravillado. Sus ojos brillan de pura adrenalina. Y su sonrisa es mucho más bonita.

-¡¡HA SIDO LA HOSTIA!! – exclama a pleno pulmón - ¿Cuándo repetimos?

Bakugou parpadea.

Empieza a reír bajito hasta sorprenderle una descomunal carcajada cubriéndose el rostro sonrojado. Está flipando.

-A este ritmo vas a acabar conmigo, sensei le afirma escondiendo su torpe sonrisa tras sus dedos – Te llevaré a surcar los cielos tantas veces como me pidas – su dulce mirada ahoga a Midoriya. Le encanta. ¡Se encantan mutuamente! – Pero no te entiendo... - baja la mirada a esas zapatillas rojas – Siento que te alcanzo y cuando ya creo hacerlo me rechazas, me empujas, y caigo del paraíso para darme cuenta de que no soy digno de ti, que por mucho que te diga cuanto me gustas, que quiero estar contigo, cuidarte, atesorarte, no lo consigo y me siento un estúpido, un payaso que cree que estás jugando conmigo pero sé que no es así, que tú estás igual o más aterrorizado que yo y me pregunto, me planteo dejar mi trabajo, abandonar el número uno para que al fin te dignes a mirarme como a un igual y... ¡No! – grita apretando los puños – No quiero dejar mi trabajo, me encanta ser héroe aunque sea un lastre para algunos y un impresentable, pero la opinión de esos extras me importa una puta mierda. Es tú opinión y al único que quiero sorprender, maravillar, eclipsar, maravillar y... perdona... parece que he sacado esto de un monólogo cursi de una tonta serie de romance pero todo esto es nuevo para mí. Es la primera vez que tengo estos sentimientos, estas emociones que no sé cómo controlarlas. Me llenas de felicidad con una sola sonrisa cuando nos vemos. Me agobio, me asfixio en la angustia cuando tengo que irme o te veo marchar. Me quedo sin aire. Sin oxígeno porque tú lo has robado todo y te lo has llevado matándome. Me matas lentamente, Izuku... me matas porque tú eres todo lo que necesito para sobrevivir y joder... - se limpia el rostro de la lluvia – No sé cómo explicar que tus miedos son mis mismos miedos. ¿Por qué no podemos estar juntos? ¿Es porque soy el número uno o porque mi cara la ves en cualquier valla publicitaria? ¿Y qué hay de ti? Me has puesto en un pedestal sin ni siquiera tener en cuenta mis creencias, me adoras, me idolatras como a un Dios. Te lo suplico – le ruega. Midoriya se rompe por dentro – No me separes del resto del mundo como hacen los demás. No me trates como alguien distinto cuando respiro el mismo aire que tú. No me empujes al abismo de la soledad. A la frialdad del rechazo. Yo-

The ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora