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-Sigo sin verle el lado divertido.

-Voy jodidamente sexy y lo sabes.- Midoriya no responde pero sí. Da igual que Bakugou finalmente lleve su ridícula camiseta de un pato psicópata con un cuchillo y él la haya intentando camuflar rogándole que usara una blazer. Es más que evidente que solo al número uno puede quedarle bien ese outfit – Pero tú vas muchísimo más guapo que yo, sensei.

El profesor esquiva la mirada al igual que se aparta unos centímetros de unos dedos que buscaban entrelazarse con los suyos no siendo consciente de ello. Está muy nervioso. No solo va a conocer a un puñado de héroes esa noche. Héroes que ha visto en televisión. Héroes que admira. Héroes a los que envidia. Sino también, tiene que fingir ser el novio del despampanante hombre que camina justo a su lado sonriendo como un tonto a la camiseta que viste.

Midoriya gira el rostro ocultando una risita.

Después se mira de arriba abajo así mismo.

Está acostumbrado a llevar traje cuando va a trabajar, y muy pocas veces usa ropa casual solo cuando hay eventos en la UA; pero ahora lleva un traje que seguramente el hilo usado es de un material fuera de sus posibilidades económicas. Se rasca el cuello de la camisa. Le pica todo el cuerpo. Pero es porque esa ropa ha tocado piel muy distinta a la suya y obviamente no le sienta tan bien.

-Ven, deja que te eche un último vistazo.- le detiene Bakugou desabrochándole el cuello de la camisa. Midoriya se ha abotonado hasta el último. Le hace una radiografía deteniéndose en las deportivas rojas del profesor.

-No digas nada. Son como un amuleto de buena suerte.

Los labios de Bakugou se curvan un poco hacia arriba. Está feliz que le cuente cosas sobre sí mismo. Cosas privadas.

-Estás perfecto, es lo que iba a decir.

Responde levantando las manos en son de paz.

-No hacía falta que me dejaras el traje, usaría el de mañana.

-¿Y dejar que mi bebito utilice el mismo outfit dos veces? – le pellizca las mejillas. A Midoriya se le va a salir el corazón por la boca cada vez que es llamado de forma tan cariñosa – Respira, todo saldrá bien. En menos de una hora todos estarán borrachos y se habrán olvidado de nosotros.

-¿Y en la hora de antes seré el centro de atención?

-Espero que no o la novia me colgará de la torre de Tokio.

-Me gustaría ver eso.

-¿Quieres verme colgado?

-Quiero verte atado, Dynamight.

Ahora es el corazón del héroe el que gira y gira subido en las tazas locas de esa atracción que odiaba subirse de pequeño pero que a sus padres les encantaban.

-Maldita sea.- se peina hacia atrás – Tenía que haberte pedido que llevaras corbata para atarme una vez regresemos a la habitación.

-¿Quién dice que no la lleve escondida en algún bolsillo?

Le responde lujurioso alejándose.

Bakugou va a volverse loco.

Está a punto de hacer una locura siendo alcanzado por una pesada figura que se sube a su espalda desequilibrándose.

-¡¡Por fin te encuentro, tío!!

-¡Bájate de una jodida vez, imbécil!

-¿Así recibes a tu mejor amigo? ¡Te he echado de menos!

The ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora