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Mientras tanto, Midoriya ha decidido salir a tomar un poco de aire fresco. Aunque la verdadera razón es que está huyendo de Mirko. Le está buscando por todas partes para iniciar una batalla campal de alcohol, y aunque a nuestro profesor le está gustando mucho los vinos y cervezas de alta calidad que tiene a su alcance prefiere mantener la cabeza bien despejada y las manos metidas en los bolsillos o podría cometer un auténtico asesinato con aquel que compartirá cama.

Se aleja escaleras abajo hasta pisar arena. Ha llegado a la orilla de la playa.

La brisa juguetea con sus rizos.

El salitre le limpia los pulmones.

Aún conserva una dibujada sonrisa, un hormigueo en la mejilla y un deseo por probar en los labios.

-¿Tu también estás escondiéndote?

Midoriya agudiza la mirada. La playa está iluminada con altas antorchas creando un ambiente romántico empujándote a llevar a tu pareja a las oscuras aguas y hacer de todo menos bañarse.

-¿Kevin? – se acerca al prometido. Su rostro se ilumina con el puntito rojizo del cigarro - ¿Estás bien?

Toma asiento justo a su lado.

-Supongo que el buscar tener un momento a solas para ti es parte del proceso de casarse.- su voz suena apagada, muerta.

Quiere preguntar. Quiere indagar. Pero sabe que si parece un entrometido no conocerá nunca la verdad. Y esto lo ha aprendido con sus alumnos. Cuantas más les preguntes. Cuánto más indagues menos hablarán.

Menos se abrirán a ti.

-Ha sido divertido el baile.- habla de nuevo el novio – Es la primera vez de todo este circo que he reído de verdad.

Da una profunda calada.

-Tú no querías nada de esto ¿Me equivoco?

Kevin sonríe al ser cazado.

-¿No te has fijado que todos los invitados son amigos o familiares de Mina? – algo había notado, sí – Mi familia y mis amigos acudirán solo a la boda. Se sentían presionados al estar rodeados de gente importante cuando ellos, bueno, no son nadie.

-Sí lo son.- le responde Midoriya con firmeza – Para ti lo son, por tanto no debe importarte nada más. Y estoy seguro de que para Mina también.

-Como se nota que no eres parte de su mundo.

Esas palabras hacen mella en su interior.

Eso ya lo sé, se recalca a sí mismo.

-¿No quieres casarte?

-¡Por supuesto que sí! – apaga el cigarro ofendido – Amo a Mina, la amo con locura, es solo que bueno, fue idea suya casarnos en privado, sin anunciarlo a la prensa porque no quería que fuera carne de cañón. Sinceramente se lo agradecí. Yo no quiero interponerme en su trabajo. Amo su trabajo. Me encanta verla ser la heroína de muchos y no solo la mía. Ella es una estrella fugaz que cayó frente a mí para que pudiera cuidarla y amarla – Midoriya le dedica una dulce sonrisa – No entiendo cómo me ha elegido cuando lo tenía todo.

-No lo tendría todo como tú piensas.

Kevin abre la boca cerrándola inmediatamente.

Duda de si contarle su historia pero con Midoriya se siente extrañamente cómodo. Tal vez por no ser un héroe como le dejó caer.

The ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora