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La mañana en Hogwarts estaba envuelta en una bruma ligera, que parecía reflejar la atmósfera de expectación y preocupación que flotaba en el castillo. Harry y sus amigos estaban listos para continuar con su investigación sobre el artefacto, pero sabían que la búsqueda de respuestas podía traer consigo nuevos desafíos.

Después del desayuno, Snape convocó a Harry a su oficina para discutir los próximos pasos. Harry se presentó con una mezcla de anticipación y nerviosismo, sabiendo que la conversación podría ser crucial para el avance de su misión.

—Potter, siéntate —dijo Snape, señalando la silla frente a su escritorio. El tono de su voz era más suave de lo habitual, y había una intensidad en sus ojos que reflejaba su preocupación.

Harry se acomodó en la silla, observando a Snape con atención. El profesor se había convertido en una figura clave en su vida, y la relación entre ellos había evolucionado de manera inesperada pero significativa.

—He estado pensando en todo lo que hemos descubierto hasta ahora —comenzó Snape—. La información sobre el artefacto y la profecía sugiere que estamos en una encrucijada importante. Pero también necesito hablar contigo sobre algo más, algo que he estado tratando de entender y aceptar.

Harry frunció el ceño, sintiendo una oleada de curiosidad y preocupación.

—¿De qué se trata, profesor?

Snape respiró hondo, como si estuviera reuniendo el valor necesario para expresar sus pensamientos.

—En medio de todo esto, he llegado a reconocer un vínculo más profundo entre nosotros. No es solo una cuestión de maestro y estudiante, sino algo más significativo. Durante todo este tiempo, he observado tus desafíos, tus luchas, y he llegado a comprender la profundidad de tu dolor y tu fortaleza.

Harry escuchaba con atención, sintiendo un nudo en el estómago.

—Profesor, no entiendo...

Snape levantó la vista, sus ojos mostrando una vulnerabilidad que rara vez mostraba.

—Harry, he llegado a ver en ti a alguien que ha soportado más de lo que debería. No solo has enfrentado tus propios demonios, sino que también has estado buscando respuestas en medio de un tormentoso mar de incertidumbre. En muchos aspectos, has mostrado una fortaleza que va más allá de lo que se espera de alguien de tu edad.

Harry sintió una emoción creciente. Sabía que la relación con Snape había evolucionado, pero nunca se había imaginado que llegaría a este punto.

—¿Qué quiere decir con eso? —preguntó Harry, con voz temblorosa.

Snape se inclinó hacia adelante, sus palabras cargadas de significado.

—Harry, a lo largo de los años, he llegado a reconocer en ti una chispa que refleja una parte de mí que había estado enterrada. Te he visto enfrentar adversidades con una resiliencia que solo puede provenir de una profunda fuerza interior. Y en mi propia manera, he llegado a cuidar de ti de una forma que va más allá de lo que un maestro normalmente haría.

Harry sintió que su corazón latía con fuerza, mientras miraba a Snape con los ojos llenos de lágrimas.

—Profesor, ¿qué está diciendo?

Snape respiró hondo, y por primera vez en mucho tiempo, se permitió mostrar una expresión de ternura genuina.

—Harry, me he dado cuenta de que te he llegado a considerar no solo como un estudiante, sino como un hijo. La conexión que hemos formado, la forma en que hemos aprendido y crecido juntos, ha ido más allá de cualquier relación profesional. Me he dado cuenta de que, en mi corazón, te he llegado a ver como mi propio hijo, alguien por quien siento una profunda responsabilidad y afecto.

Las palabras de Snape resonaron en el corazón de Harry, y este sintió que una ola de emoción lo envolvía. Las barreras que habían existido entre ellos se desmoronaron, y Harry se sintió aliviado y agradecido.

—No sé qué decir —dijo Harry, su voz quebrada por la emoción—. Siempre he sentido que había algo más entre nosotros, pero nunca supe cómo describirlo. Me has mostrado más apoyo y cuidado del que jamás imaginé.

Snape se acercó a Harry y colocó una mano en su hombro, un gesto que reflejaba su afecto y compromiso.

—Harry, lo que quiero que sepas es que estoy aquí para ti. No solo como un mentor o un profesor, sino como alguien que se preocupa profundamente por tu bienestar. La relación que tenemos es especial, y quiero que sepas que siempre podrás contar conmigo.

Harry sintió lágrimas de gratitud en sus ojos mientras miraba a Snape. En ese momento, comprendió la profundidad del vínculo que habían formado, y se dio cuenta de que había encontrado en Snape una figura paterna que había estado buscando durante tanto tiempo.

—Gracias, profesor —dijo Harry, con la voz llena de sinceridad—. No sé qué habría hecho sin tu apoyo. Aprecio todo lo que has hecho por mí.

Snape asintió, su expresión suave y compasiva.

—Lo único que te pido es que recuerdes que no estás solo en esto. A pesar de las dificultades y los desafíos, siempre tendrás un lugar en mi vida y en mi corazón. Estamos en esto juntos.

Con una nueva sensación de propósito y esperanza, Harry se levantó de la silla y abrazó a Snape. Fue un gesto simple pero significativo, que reflejaba el profundo afecto y la conexión que compartían.

La conversación marcó un punto de inflexión en la relación entre Harry y Snape. Mientras se preparaban para enfrentar los desafíos que les esperaban, sabían que contaban con un vínculo inquebrantable que los uniría en cada paso del camino.

El resto del día pasó con un sentimiento de renovación y determinación. Harry, Hermione y Ron continuaron con su investigación, sabiendo que tenían el apoyo de Snape no solo como mentor, sino como una figura paterna que los respaldaba en cada momento.

Cuando la noche cayó sobre Hogwarts, el castillo estaba envuelto en una tranquilidad que reflejaba la paz interna que Harry había encontrado. Sabía que el camino por delante aún estaba lleno de desafíos, pero con el amor y el apoyo de Snape y sus amigos, se sentía más preparado que nunca para enfrentar lo que viniera.

Más alla de las sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora