Era un día soleado, sin clases ni responsabilidades. Stan y Tony habían decidido pasar el día juntos, aprovechando su tiempo libre. Después de una mañana tranquila en casa, decidieron ir de compras al centro comercial.
Llegaron al centro, donde la gente caminaba de tienda en tienda, disfrutando del buen tiempo. Stan, con su estilo relajado, miraba vitrinas de ropa mientras Tony le seguía, siempre con una sonrisa en el rostro.
—Stan, mira estos zapatos, ¡te quedarían geniales! —dijo Tony, señalando un par de zapatillas deportivas.
Stan se acercó, observando los zapatos con interés. Se los probó, y Tony no pudo evitar sonreír.
—Te ves demasiado lindo con esos zapatos —comentó Tony, sin poder contener sus pensamientos.
Stan sintió sus mejillas sonrojarse de inmediato. Avergonzado, intentó cubrir su rostro con las manos, pero Tony no se lo permitió. Con suavidad, tomó las manos de Stan y las apartó de su cara, mirándolo directamente a los ojos.
—No te escondas de mí, Stan —dijo Tony con una voz dulce, inclinándose para darle un suave beso en los labios.
Stan se quedó en silencio por un momento, sintiendo el calor del beso y la calidez de las palabras de Tony. Sonrió tímidamente, sintiéndose afortunado de tener a Tony a su lado.
Pasaron el resto del día explorando tiendas, riendo y disfrutando de la compañía mutua. Al caer la tarde, se sentaron en un banco del parque cercano, mirando cómo el sol se ocultaba en el horizonte.
—Hoy ha sido un día perfecto —murmuró Stan, apoyando su cabeza en el hombro de Tony.
—Siempre lo es cuando estoy contigo —respondió Tony, rodeándolo con un brazo.
Los dos se quedaron en silencio, disfrutando de la tranquilidad del momento, sabiendo que, sin importar lo que el futuro trajera, siempre tendrían días como este para recordar.
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Love drives you insane
RomantizmStan y Tony tendrán un encuentro cliché pero encantador aunque con unos tropiezos de por medio..