El Ensayo Interminable

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I

Ensayo: El Arte de Mis Manos (Correa, 2019)

La historia de tu madre aprendiendo el lenguaje de señas es como una semilla que florece en la vida, nutriendo su conexión con las personas y haciéndolas crecer. Al igual que una flor, cada aprendizaje nuevo, cada movimiento de sus manos, es un pétalo que se abre hacia la luz, iluminando un nuevo camino de comprensión y comunicación. Y a medida que tu madre va aprendiendo y creciendo, su pasión por el lenguaje de señas convierte el aire en una armonía de movimientos y silencios que le da voz a su corazón. De la misma manera en que una flor aporta belleza y dulzura al mundo, el lenguaje de señas aporta significado y conexión a tu madre y a los que la rodean.

Su aprendizaje es un viaje por los senderos sinuosos del conocimiento, con un sendero que parecía borrado hasta que su curiosidad lo hizo vislumbrar. Y ahora, como una mariposa que se desarrolla desde su crisálida, tu madre ha surgido con sus propias alas de señas y ha aprendido a volar hacia un mundo de lenguaje e interacción que ninguno de ustedes
Continúa jamás hubiera imaginado. Cada vez que se comunica, cada vez que une sus manos, son como las raíces de un árbol que crecen y se extienden, uniendo a su familia y amigos a través de la belleza del lenguaje de señas.

II

Este ensayo puede parecer algo idiota para ustedes, pero para la señorita Francia Fernández era el escrito más en soñador que había leído en su vida, todo su salud nos eran unos completos incompetentes. Nunca antes había dado un 20 en toda su vida, la letra A para toda calificación no estaba en su curso ni en su potestad colocarlo en la casilla de notas... Para ella nadie era perfecto, para ella nadie tenía la máxima nota, para ella nadie era un libro ambulante, Solo ella lo era... Nunca actualizó conocimientos, no porque nunca lo quiso, sino porque según sus preceptos impregnados de anticuados pensamientos, la educación de antes era muchísimo mejor que las malditas enseñanzas del hoy.

El Estudiante Felipe Correa siempre fue un muchacho algo independiente, con temperamento fuerte que siempre chocaba con el de su preceptora...

Correa era un alumno brillante que nunca sobresalía en los salones de clase de Francia Fernández. Su cerebro absorbía conocimiento como una esponja y era capaz de razonar cualquier problema que se le presentara. ¡Su cara de sufrido era un tanto engañoso! Su inteligencia era algo más parecido a un diamante en bruto: claro y brillante. Su vocabulario y su manejo de las matemáticas era impresionante, pero lo que lo distinguía era su curiosidad: siempre buscaba aprender más, siempre estaba dispuesto a desafiar las ideas y las creencias. ¡Sus profesores lo adoraban! Su educación era como una canción, cada respuesta correcta era una nota de música en armonía con los anhelos de sus profesores.

Sin embargo, Felipe no se sintió satisfecho con la situación. Él se estaba aburriendo y podía sentir que su potencial estaba siendo desperdiciado. Estaba listo para saltar al mundo real y mostrar lo que podía hacer. Francia Fernández observaba a su brillante alumno y se preguntaba qué Felipe haría con su destino. ¿Estaría listo para alcanzar la gloria o se derrumbaría bajo el peso de sus propias expectativas? ¿Qué haría Felipe con su brillante mente y sus ganas de triunfar? ¿Desarrollaría una aplicación revolucionaria, fundaría su propio negocio, o trabajaría para crear un cambio en el mundo?

Francia Fernández era una maestra experimentada, pero parecía como si sus celos se hubieran encontrado con una fuerza formidable. Ella se volvió un obstáculo en el camino de Felipe. En vez de alentarlo y alentarlo a seguir adelante, Francia comenzó a poner obstáculos en su camino. ¡Sus pruebas de arrepentimiento parecían desafiarlo!

Los comentarios eran más cortos, como un cuchillo afilado que se clavaba en la confianza de Felipe. Y a medida que el semestre pasaba, Francia empezó a tratarlo como si él no fuera más que un problema. ¡Su mirada era como si estuviera intentando descubrir un error!

Felipe sintió que la presión aumentaba, y comenzó a cuestionar su habilidad. Él llegó a un punto en que se preguntó si su maestra tenía razón, si él realmente estaba destinado a fallar. Pero en su corazón, Felipe sabía que era capaz de alcanzar cosas grandes. ¿Sería capaz de enfrentar a su maestra y seguir su propio camino, o él se resignaría a Ser tratado como un fracaso? Francia se encontró ante una escuela secundaria tan competitiva, que comenzó a ver a Felipe como un rival en vez de un alumno con potencial. Su propio ego se había vuelto tan grande como un balón de fútbol y parecía que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para detener al talentoso estudiante.

III

De esta manera nuestro Sargento Correa empezó a ser un poco más tolerante. Aunque sabía que su preceptora estaba equivocada, nunca le dijo nada. Nunca le reprochó su actitud, simplemente la veía los ojos, le sonreía y le respondí siempre la siguiente frase.

—Si Doctora, lo que Usted diga.

Felipe tenía la tolerancia de un santo, y siempre estaba dispuesto a darle a Francia Fernández una oportunidad más. Aunque Francia lo trataba de manera injusta y dura, Felipe jamás se quejó ni se defendió. En su corazón, sabía que estaba actuando por su ego y por sus propias inseguridades. Sin embargo, él quería creer que Francia también tenía un corazón bueno que merecía su comprensión.

¡Su tolerancia era como un faro en medio de una tormenta! Sabía que cualquier confrontación sólo agravaría el problema. ¡Él era demasiado inteligente y sabio para caer en la provocación de Francia! Pero, con el tiempo, Felipe empezó a sentir que su tolerancia se había convertido en debilidad. A medida que su relación con Francia se hizo más y más tensa, Felipe empezó a cuestionar si era realmente la decisión correcta ser tan tolerante.

Conclusión: Han pasado 20 años y Francia nunca se arrepintió de su error; Felipe llegó a ser un gran doctor en literatura que ayuda a sus alumnos en sus tesis de grado, y a pesar de todo lo pasado Asistió a su funeral donde le agradeció todo lo que le enseñó en su caminar lleno de baches.

Con el paso de los años, los días de estudiante de Felipe aparecieron como un recuerdo lejano. Y entonces revivió la despampanante figura de Francia Fernández . Poco después de su funeral, Felipe reflexionó sobre la tristeza que sentía por haber perdido a su maestra. Sin embargo, aunque Francia había pasado una mejor vida, sus acciones y su comportamiento seguían siendo una sombra sobre la mente de Felipe. Había siempre esperado que, en algún momento, Francia se disculparía por haberlo tratado tan mal. Pero esa disculpa jamás llegó. ¡Y eso dolía a Felipe, aún 20 años después!

No es casualidad que el apellido de la Intolerante Docente sea el mismo que de Florencia, estamos hablando de su madre.

Rosas Rojas, Mi Alma EnteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora