Prólogo.

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En ocasiones, me llegué a preguntar si la paz, se había ido.

Y es que así lo pareció por mucho tiempo, créeme, un tiempo que perduró en mi corazón y se encerró en él como un tesoro.

Me preguntaba constantemente, ¿por qué sigues aquí? ¿Qué parte de ti dejaste en mi ser?

No lo comprendía, porque si bien todo había acabado de la mejor manera, yo no lo sentía así. Mi corazón se sentía frágil, y yo, busqué la manera de sobrevivir ante el caos. Después de todo, ya no tenía mi tranquilidad, mi seguridad ante todo.

Quise creer que nuestro amor sería para siempre. Y al final, si lo fue, pero digamos que el «para siempre» puede tener muchos finales alternativos. Entre ellos, uno triste, uno amargo, uno que no nos esperamos.

Me sentí expuesta, por eso reprimí mis emociones. Y comencé a ver cambios físicos en mí. Ahora, sonreía más, pero mi sonrisa se volvió menos genuina. Ahora, ya no era la niña dulce que conociste, pero extrañaba a esa niña. Ahora, ya no te recordaba, pero eso en el fondo me indicaba que aún seguías aquí.

Porque cuando terminas de superar a una persona, puedes recordarla sin sentir ese ardor en tu alma. Y yo, no lo conseguí.

Te busqué. Te busqué en el cielo, te busqué en mis sueños, te busqué en los olores, en mis escritos, en mis canciones. Te busqué pero jamás te conseguí. Porque buscaba algo inexistente, algo que no podría conseguir ni en ti mismo nuevamente.

Y te amé, con mi ser, y quise conocer lo que te hacía estremecer. Te amé pero no me amé a mí, y la factura cobró con lo que por mucho temí.

Noches de desvelo, las voces en mi cabeza no cesaban. Todas gritaban tu nombre. ¡Joder! ¿Voy a volverme loca por amor? Pensé más de una vez.

Lo que un día era admiración ahora era desespero, porque no encontraba una salida. Todavía no la encuentro.

Entonces ellos preguntaron: ¿Por qué sigues escribiendo sobre él?

Y yo respondí: Porque es la única manera de curar mi alma, después de haber perdido lo que por mucho fue mi SALMA.

ALMA
PRÓLOGO.

ALMAPRÓLOGO

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